LA CRUDA Y EL CRUDO

LA CRUDA Y EL CRUDO


Editorial La Tribuna

ESTO es lo que no alcanzan a entender los consumidores. Mientras el crudo se desploma nuevamente a su nivel más bajo en los mercados internacionales, aquí localmente apenas unos centavitos es que se reduce el precio de los carburantes en las bombas. El petróleo retrocedió a $26.55 el barril, el precio que tuvo en mayo del 2003. Sin embargo aquí en el país el nuevo precio del galón de gasolina superior es 74.60 lempiras y 55.60 el diésel en Tegucigalpa y sus alrededores. Y esto sucede en el momento cuando los propietarios de los buses amarillos, cosa insólita, amenazan con duplicar lo que cobran por el pasaje. Los factores claves para el derrumbe del precio del crudo en el mercado internacional es el exceso de oferta, debido a la desaceleración de la economía china y el ingreso de Irán en el mercado ahora que le suspendieron las sanciones.

“La AIE y la mayoría de los expertos coinciden en que no hay signos de que a corto plazo se vaya a revertir la caída que comenzó en junio de 2014, a pesar de que los bajos precios han golpeado a la industria, que ha recortado inversiones y puestos de trabajo”. Entre los países latinoamericanos, mientras los acabados –importadores de crudo– se benefician de los precios tan baratos, los productores que nadaban en petrodólares, pasan por su peor pesadilla. Después que la cofradía de OPEP exprimió hasta más no poder las economías del mundo, ahora sienten la aflicción en carne propia. Para la economía venezolana que ya se encontraba en estado agónico esto ha sido devastador. Es el gran perdedor de la región cuando este año va a recibir por exportaciones del producto unos 27 mil millones de dólares, cuando en el 2014 recibió 75 mil millones de dólares. La moneda se ha desmoronado. Un bolívar equivale a menos de un centavo de dólar. Como si eso fuera poco, la autocracia acaba de perder el Parlamento ahora controlado por la oposición, por lo que no podrá gobernar impune y abusivamente, a sus anchas, como lo hacía en el pasado. Prevén que de continuar la calamitosa situación la suspensión de pagos o “default” sería imposible de evitar, a menos que el régimen reciba subsidios extraordinarios de sus aliados rusos, chinos o iraníes, lo cual es bastante improbable ya que esos atraviesan por malas rachas y graves problemas.

El gobierno que ha arruinado la economía de mercado, sin los ingresos del crudo no puede pagar para importar comestibles –como leche, huevos, harina– y otros artículos de primera necesidad. Aunque los pobres pueblos pobres fueron los más afectados durante la bonanza petrolera, pagando un ojo de la cara los precios de extorsión del cartel de la OPEP –mientras los opulentos repartían migajas a los pordioseros–entristece que esto suceda ya que nadie debe alegrarse del dolor ajeno. Menos cuando es el pueblo quien lo padece. Aunque retomando el tema sobre lo doméstico, ¿por qué será que aquí la debacle de los precios del crudo no representa un beneficio proporcional en los ahorros para los consumidores? Si la cruda realidad agobia, debiese haber más consideración al prójimo, ahora que se desmoronó el crudo.

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