Desastre ecológico

Desastre ecológico


Por Carlos A. Medina R.

Se reconoce en las instituciones internacionales relacionadas con el cambio climático que Honduras es uno de los países más afectados por ese desastre mundial. Junto con Haití y Perú somos en Latinoamérica los que hemos recibido los latigazos más fuertes de dicho cambio climático. La presencia del fenómeno de El Niño en las aguas del Pacífico por la elevación de la temperatura de sus aguas nos ha producido la ausencia de lluvias en nuestro territorio con consecuencias en el crecimiento de la pobreza de nuestros habitantes y el desastre de nuestros bosques.

En la ignorancia de nuestra población y con la carga de odio y fanatismo que tienen ciertos grupos políticos han llegado hasta la locura in extremis de achacarle la sequía al Presidente Hernández Alvarado. Lo anterior no solo demuestra nuestra ignorancia, nuestro desconocimiento de las razones del cambio climático y el porqué de la persistencia de un fenómeno de El Niño que nos produce tantos males. No obstante, el gobierno ha declarado emergencia nacional para aliviar los efectos de la sequía en el corredor seco y ha dado pautas a los agricultores y ha sugerido, como lo hace México e Israel, la creación de cosechas de agua y el riego por goteo para cuando el Creador nos quiera mandar un poco del vital líquido.

En 1996 cuando el suscrito fungía como Ministro del Ambiente, asistí a una de las primeras conferencias mundiales sobre el cambio climático, y los científicos que dieron las conferencias nos pidieron que hiciéramos conciencia en nuestros países sobre un cambio climático, que si no se tomaban medidas severas llevaría a la humanidad a un desastre. A mi regreso en una cadena radial y televisiva le hablé a la nación lo que teníamos por delante y las medidas que deberíamos tomar, especialmente en la defensa de los bosques, que son nuestras fuentes de agua.

Al día siguiente el presidente Reina me dijo que lo del cambio climático eran teorías e hipótesis y que no había por qué alarmar a la nación. En vano traté de explicarle por qué era necesario concienzar al hondureño y la necesidad de tomar las medidas pertinentes. En ese entonces, el director del Instituto Nacional Agrario (INA), me dijo que era necesario que el campesinado hondureño tuviese tierras para cultivar, aunque fuese a costa de los bosques latifoliados. Ahora, 20 años después, me siento satisfecho de haber hablado de ese tema, y por supuesto, muy triste de que mis palabras se perdieron en el viento.

Ahora me siento muy contento que en la reciente cumbre de París sobre cambios climáticos, hasta países que habían rehusado firmar el Tratado de Kyoto, estamparon su firma y prometieron hacer los esfuerzos máximos para que la temperatura del planeta no aumentara un medio grado centígrado para el 2020. Estados Unidos, China y la India son los principales causantes del cambio climático por las emanaciones de gases tóxicos de su industria en la atmósfera terrestre y se comprometieron ayudar con fondos a los países que más han sufrido con el cambio climático.

Una consecuencia del calentamiento y la sequía en nuestro país es la explosión del gorgojo descortezador del pino, que ya afectó a más de 600 mil hectáreas de nuestros pinares, que son además de fuentes de energía para los pobres, responsables de retener la débil capa de humus de nuestras serranías, y en algunos casos, protectores de las fuentes de agua. El ataque del gorgojo a la resina del pino detiene la savia que es la vida del árbol, produciéndole su muerte, y hasta el momento no se ha desarrollado ni un tratamiento químico ni biológico para acabar con semejante plaga.

Se nos ocurre que en las áreas afectadas no solo se piense en la reforestación natural, sino que en esas áreas denudadas, y donde se pueda, reforestarlas con árboles maderables de hoja ancha con las múltiples variedades que existen en el país, como la caoba, el cedro, el redondo y otras tantas, que además de ser madera útil y comercial para el futuro, con su hoja ancha retienen más el agua, comparada con el pino. Hemos hecho esa prueba en nuestra pequeña finca en donde tenemos algunos árboles de caoba, eucalipto y liquidámbar que crecen rápidamente en las serranías.

Sabemos que el gobierno que dirige el Presidente Hernández Alvarado ya ha tomado acción en los temas anotados, pero es necesario formar conciencia en la población nacional, pues no solo es el gobierno, sino que todo el Estado de Honduras, es decir todos sus habitantes, los que deben participar en una lucha que tiene como objetivo único ayudar a la nación para que su población sobreviva los embates de este cambio climático que nos puede causar un daño permanente si no actuamos con rapidez e inteligencia. No esperemos pasivamente los acontecimientos; movámonos para que no nos arrastren los acontecimientos a un desastre completo.

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