Los jinetes del Apocalipsis

Los jinetes del Apocalipsis


OLBAN VALLADARES

Don Marco Aurelio Soto propuso la creación de gobiernos de integración formados con los mejores hondureños. A más de cien años, nuestro pueblo continúa en pleitos sectarios improductivos.

Cada día se percibe más descomposición en los partidos políticos. Las ambiciones amenazan con enterrar lo poco que el país ha alcanzado en el terreno de la armonía social. La sociedad entera peligra.

Las dirigencias de los partidos (con las honrosas excepciones) cargan sobre sus espaldas la responsabilidad por no haber sido capaces en tantas décadas de conducir al país fuera de la crisis económica y social más angustiante que se conoce. En medio de todo este drama cabalgan desbocados los cuatro “jinetes del apocalipsis” hondureño: la corrupción, el cinismo, la negligencia y la irresponsabilidad:

LA CORRUPCIÓN, que arrasa con todo, que no tiene partido político y que no se limita a funcionarios públicos sino que también involucra a personajes del sector privado que ya no son solo instigadores del pecado sino actores principales del drama. El pueblo es consciente y sufre por esta corrupción, cáncer que es estimulado por un sector inescrupuloso del empresariado presto a realizar la oferta monetaria atractiva para que el funcionario transgreda la ley.

EL CINISMO, que “galopa” desbocado entre los corruptos a quienes ya no les importa ser señalados por la sociedad y exhiben sin pudor la riqueza mal habida.

LA NEGLIGENCIA, que arropa los actos de funcionarios que teniendo la responsabilidad de perseguir desafueros, encontrar corruptos y lograr su castigo, cometen persistentemente errores imperdonables y desatenciones maliciosas que favorecen a los delincuentes, permitiéndoles continuar felices en este “paraíso” de impunidad.

LA IRRESPONSABILIDAD, que nos hace olvidar que todas las acciones u omisiones conscientes negativas contribuyen a debilitar esta patria que todos estamos obligados a proteger.

La irresponsabilidad temeraria, pariente de la complicidad, que brinda protección y defiende a individuos señalados y comprobados como depredadores de los intereses nacionales.

La irresponsabilidad imperdonable de tantos “espectadores” del drama humano, entre quienes se encuentran funcionarios públicos, comunicadores sociales, dueños de medios y otros personajes, quienes al ocultar, distorsionar o magnificar acontecimientos, lo que hacen es avivar la hoguera en donde se harán carbón las esperanzas de un pueblo que pierde su fe en el sistema democrático y en nuestras instituciones.

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