Protestas en la UNAH con calidad y altura


Protestas en la UNAH con calidad y altura

Por: Jorge Valladares Valladares

Todos recordamos con gran respeto y admiración los movimientos estudiantiles que han generado en la historia grandes transformaciones sociales; nos viene a la mente la revolución de mayo 1968 en Francia, el Movimiento de Reforma universitaria de 1918, la noche de los lápices en Argentina, el Movimiento Estudiantil mexicano de inicios de la década pasada, y desde luego nuestra propia historia de grandes conquistas estudiantiles, etc. Todos ellos con el contenido y la fuerza de la juventud frente a una sociedad injusta o con anhelos de reformas académicas de la misma Alma Mater.

Todo movimiento encabezado por jóvenes universitarios debe tener estos dos contenidos: propuestas sólidas de transformación social o de la misma vida universitaria en favor de un mejor entorno de formación académica. Las estrategias deben ser claras y no confundirse con mera anarquía de unos pocos.

Se empañan estas protestas cuando no hay contenidos y propuestas claras, sino tomas de instalaciones que al final además de impopulares, no son la mejor estrategia para lograr el propósito planteado: la mejora académica para todos. La toma de instalaciones en la UNAH veda e impacta negativamente en la vida estudiantil. Fomentando la irresistible tendencia de padres de familia para que sus hijos accedan a universidades privadas, por el caos que venden este tipo de protestas en la Universidad Nacional.

En el actual contexto de la toma de la UNAH no se aprecia el argumento estudiantil en pro de reformas académicas concretas. Se siente mucho en el ambiente, más bien, una contra reforma académica en pro de la flexibilización de normas propuestas por las autoridades, que más invitan a la mediocridad en pro de porcentajes bajos para aprobar una materia y la flexibilización en la repitencia eterna de materias reprobadas.

¿Por qué no decirlo? Estas tomas de las instalaciones de la UNAH están invitando a otros estudiantes a manifestarse en pro de la continuidad del año académico y a que las partes se sienten para llegar a acuerdos sensatos y sostenibles en la máxima casa de estudios, todo un patrimonio nacional.

Estamos seguros que si se consulta al estudiantado, una mayoría absoluta se manifestaría a no volver a aquella UNAH cerrada, sin clases, manchada, estridente, mediocre. No se puede negar que en los últimos años el fantasma de la UNAH anárquica se había disipado.

Si existen propuestas de reforma académica por parte de los estudiantes que se toman las instalaciones, creemos que ha llegado el momento de escucharlos, pero en foros, con escritos, con debates abiertos, con consultas estudiantiles, mediante el diálogo, en resumen con propuestas, no en protestas que agotan la paciencia de quienes desea no perder un período académico y volver al laxo ambiente de “no recibir clases para la mejora académica”, un sinsentido en sí mismo.

Invitamos a las autoridades universitarias a abrir el Paraninfo, los salones, auditorios, las aulas, cualquier espacio organizado para que la UNAH avance, como innegablemente lo ha venido haciendo, sino pregunten a las universidades privadas cómo han venido perdiendo membrecía por el auge de la UNAH en los últimos años, ahí están los datos fríos al análisis.

Mi admiración a todo el estudiantado de la UNAH, a esos que estudian y buscan la excelencia, el conocimiento, a esos que invierten sus escasos recursos económicos para avanzar con éxito en sus vidas y las de sus familias, a esos que no pueden ni soñar en acceder a una educación superior privada, esos que saben protestar con valentía y contenidos y todos los que buscan una universidad de calidad, pública y para el desarrollo de Honduras. Esos saben que las reformas también se pueden lograr pensando y escribiendo sus propuestas de transformación de la bien amada y recordada Universidad Nacional.

Que todos opinen y que las autoridades sean sabias en escuchar. ¡Abran esos portones y dialoguen! Es un clamor social que todos sabremos valorar.

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