Derechos de médicos y pacientes

Derechos de médicos y pacientes


RAMÓN CUSTODIO

Los derechos son más exigibles cuando cumplimos los deberes y obligaciones; cierto para médicos y pacientes.

Prevenir y curar la enfermedad es asunto entre personas humanas. Ergo, médicos y pacientes deben ser el fin supremo de la sociedad y del Estado, algo que los médicos en el gobierno olvidan a sabiendas, sin reparar que el cargo es temporal y la condición de colegiado es vitalicia.

Desde el miércoles 6 de junio de 1962 está vigente la Ley de Colegiación Profesional Obligatoria, a cuyo amparo se aprobó la Ley Orgánica del Colegio Médico de Honduras (CMH), vigente desde el martes 24 de noviembre de 1964; por el Artículo 3 el CMH se integra alrededor de tres funciones esenciales: a) Una función gremial, cual es, la de defender la integridad de los derechos profesionales del gremio médico promoviendo su solidaridad y bienestar; b) Una función universitaria, cual es, propender al mejoramiento cultural de los colegiados y al perfeccionamiento del ejercicio profesional; y, c) Una función ética, cual es, la de mantener incólume la integridad de la moral profesional y el prestigio del gremio que lo sustenta.

El Congreso Nacional, presidido por un médico colegiado, aprobó una ley marco a espaldas del CMH, lesiva al gremio pero leal al partido gobernante.

El partidismo acabó con la unidad gremial y, ahora, en las Juntas Directivas del CMH ya no cuentan los principios, valores ni la ética gremial y de los colegiados. Con excepciones, la dirigencia es burocrática, partidista y permite al gobierno dañar impunemente al gremio.

Es increíble la nulidad del CMH en su función gremial, cuando tolera los abusos de pinches grupos políticos por la pérdida de la dignidad personal y profesional. Así ha sido inoperante para corregir la política del Estado, que ha hecho de la contratación un sustituto ilegal de los acuerdos de nombramiento, de manera que un profesional de la medicina puede trabajar más de treinta años, sin acumular antigüedad ni derecho a una jubilación merecida; hay médicos al borde de la incapacidad casi total, sin derecho a jubilarse, por lo que siguen llegando como pueden a sus turnos.

Todo sería denunciable ante la Organización Internacional del Trabajo, si se dejaran asesorar.

En días recientes leí la CARTA DE UN MÉDICO PARA UN PACIENTE ENOJADO, porque injustamente se nos culpa de la mala atención, por la ambulancia que no llegó, por la ausencia de turnos, falta de medicinas y las largas horas de espera, entre otras quejas, justas, pero desorientadas en cuanto a la responsabilidad: el gobierno de incapaces; todavía subes -le dice al paciente enojado- en tu celular imágenes y mensajes dañinos al médico. En realidad el médico empleado tiene que ver el doble de pacientes en la misma hora, paga coima para el que les consigue trabajo, y lo obligan a cotizar para el partido oficial, porque sino es despedido, sin derecho siquiera a una audiencia de descargo; si no te receta el mejor medicamento es porque tiene que ajustarse a una lista de los disponibles; las ambulancias no llegan por estar dañadas, a falta de mantenimiento; te atiende como mejor puede, a pesar de que está desvelado por turnos mal pagados o con salarios bajos y retrasados, incluso llevan o contribuyen a comprar lo que hace falta.

Si excelentes especialistas te atienden en hospitales públicos, cuando podrían estar ganando más en sus consultorios, es por seguir aprendiendo y sirviendo al necesitado.

Vienen con dos leyes más lesivas a los médicos, sin haber resuelto sobre la inconstitucionalidad de la ley marco, pues la consigna es crucificarnos con el apoyo de médicos oportunistas.

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