El boxeador

El boxeador


 
Después de más de veinte años de trabajar dos jornadas en uno de los hospitales del sistema nacional de salud, un abnegado trabajador de la salud fue a solicitar información sobre su jubilación. La respuesta fue desalentadora al darse cuenta que el monto de la jubilación fue elaborado con una fórmula incomprensible que indicaba un resultado extremadamente bajo.

La explicación que recibió es que ahora es así, porque sí. La imaginación voló, así como el dinero de la jubilación, con la única diferencia que la imaginación llegó a recorrer nuevamente las páginas de la novela donde los protagonistas son animales, con las mismas características de los que conforman Gobiernos donde los trabajadores son los sacrificados de la historia para asegurar la buena vida y la opulencia de los que, por mala suerte para la inmensa mayoría, llegan a alcanzar el poder para abusar de él: la novela de George Orwell denominada Rebelión en la Granja. El dinero nadie sabe para dónde voló.

En la novela de Orwell, el caballo Boxeador confiaba en la honestidad y las decisiones del líder de la granja, el cerdo Napoleón, y cada vez que las cosas no iban tan bien como se esperaba, el pobre caballo redoblaba esfuerzos y se empeñaba en trabajar más porque confiaba que al final del tiempo establecido, al alcanzar la edad de retiro, pastaría en los potreros gozando del dulce sabor del deber cumplido encontrándolo en el aroma de cada hoja que se llevara a la boca. 

Él sabía que los potreros tendrían pasto porque él los había sembrado para las generaciones futuras y que también habría un poco para él. Es lo menos que podía esperar. Boxeador estaba convencido de trabajar más para alcanzar el bienestar de todos, pero fue traicionado por el gobernante, el cerdo Napoleón, quien además de aprovecharse de los excedentes de la producción lograda por el caballo decidió aumentar la edad del tan esperado retiro. 

Boxeador falleció trabajando sin poder gozar nunca de su jubilación. El sueño de disfrutar del producto de su trabajo, y poder descansar en una hermosa colina, con una envidiable vista a todo el valle, echado debajo de la sombra de un enorme y frondoso árbol, entre el verdor de los pastizales y el aroma de las refrescantes hojas de primavera, nunca se cumplió.

Ahora, pasando de la fábula a la realidad, tenemos la impresión que estamos viviendo una réplica de la novela donde una clase política ha abusado tanto de los privilegios que se han otorgado, que han llevado al país a convertirse en el número uno de todo el continente americano, de acuerdo con el análisis del Banco Mundial, en cuanto a pobreza y desigualdad social se refiere. 

Se les pasó la mano a los Gobiernos, y ahora han perdido totalmente el concepto de los límites, los han traspasado. Vemos sus uñas en los fondos de retiro, en las cuentas personales y en toda transacción bancaria que se haga. 

Seguimos como el pobre caballo Boxeador, trabajando cada vez más con la tonta esperanza que de hacerlo con más empeño y sacrificio lograremos la tan ansiada tranquilidad en los días otoñales de nuestras vidas. La verdad oculta en esta trágica historia es que mientras Boxeador no se encabrite y relinche, no se podrá esperar un verdadero cambio en la Granja.

*Médico neurocirujano

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