Alcaldes liberales y la reelección
Alcaldes liberales y la reelección
RAMÓN CUSTODIO
Las consecuencias del ejercicio del poder afectan a la humanidad, porque el poder es un ejercicio entre humanos, casi siempre en su contra.
La crisis por el mal ejercicio del poder se da cuando algunos mal nacidos se creen superiores, olvidando que todos nacemos con los mismos derechos naturales para crecer y llegar a ser iguales en derechos, deberes, obligaciones y, sobre todo, en tener las mismas oportunidades.
La vida en sociedad tiene sus reglas, que los juristas llaman normas, mismas que un Poder Constituyente ha ordenado en la Constitución de la República, para facilitar su estricto cumplimiento. La actual está vigente para todos los hondureños desde enero de 1982, aunque -igual que las anteriores- muchos quieren violarla cada vez que se les antoja, bajo diferentes pretextos y majaderías, incluso algunos profesionales del derecho se vuelven analfabetos funcionales, cuando les conviene violentarla. Lo peor es que nadie les acusa por traición a la Patria, cuando cometen delitos que conllevan esa condena, viviendo una impunidad tal, que ninguno de esos delincuentes es privado de sus derechos ciudadanos cuando aspira de nuevo a cargos de elección popular, hasta toma posesión del cargo y ejerce sus atribuciones cuando es indebidamente reelegido.
Pero el pesimismo se desvaneció cuando, al fin, llegó a mis manos un pronunciamiento de los alcaldes liberales, que desempeñan esa titularidad en por lo menos 94 municipios, y se refieren y condenan apropiadamente a la pretendida reelección, buscada por medios ilícitos desde ciertos sectores políticos.
Respetuosamente, los alcaldes liberales le piden a la Asociación de Municipios de Honduras (Amhon), “que se abstenga de emitir posiciones en nombre de todos sus agremiados en torno a la reelección presidencial”.
Manifiestan su apoyo militante al Consejo Central Ejecutivo del Partido Liberal de Honduras, para que emprenda acciones que propendan a la articulación de esfuerzos de todos los sectores posibles, a fin de lograr la armonía, la paz y la tranquilidad social en nuestro país.
Declaran su posición invariable, para promover y defender los estatutos del Partido Liberal frente a todos los extremismos, y rechazan “cualquier intento de continuismo independientemente desde donde se proponga”.
Promueven “el respeto irrestricto de la Constitución de la República y el fortalecimiento del Estado de Derecho, mediante la ejecución del plebiscito, único instrumento de consulta legal para determinar si el pueblo está a favor o en contra de la reelección”.
Consideran “que se debe dar paso a la fuerza de la legalidad y no a la fuerza del poder… (como) una sentencia ilegal emitida por la sala de lo constitucional”.
Hacen a las distintas bancadas del Congreso Nacional “un llamado respetuoso, pero enérgico, para que reflexionen y legislen en aras de la paz, la concordia, unidad, armonía y felicidad de los hondureños”.
Y hacen “un llamado general a todos los sectores de la sociedad hondureña, en especial a las asociaciones, gremios, obreros, campesinos, académicos, profesionales y fuerzas armadas, a todos los hijos… bien nacidos en esta patria nuestra a defender la democracia, y el respeto a nuestra Carta Magna para preservar el Estado de Derecho”.
A diferencia de los que nada hacemos ante el peligro, los alcaldes liberales que llaman son consecuentes, porque dicen bien lo que piensan y se aprestan para hacer del Partido Liberal ese actor de militancia opositora organizada, capaz de cerrarle el paso a los usurpadores que ya fueron y quieren volver a ser continuistas, como a los que quieren intentar un segundo fracaso.
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