Con el petróleo hasta el cuello

Con el petróleo hasta el cuello

Jorge Ortega
Una de las leyendas que circulaban hace algunos años era que en el departamento de Gracias a Dios se había confirmado el hallazgo de petróleo. Muchos se alegraron con la noticia y afirmaron vehementemente que el problema económico de Honduras llegaría a su fin. 

No faltaron tampoco aquellos que en todo ven fracaso, los que todo lo critican y que ante cualquier proyecto adoptan un aire de sapiencia, insuflan los pulmones mientras fijan su mirada en el infinito para luego mirarnos en forma despectiva y dejar escapar el aire de sus pensamientos al sentenciar: en este país no se puede, no estamos preparados. El verdadero recurso que nos va a hacer salir de la pobreza es nuestro recurso humano, y ese recurso solo podremos aprovecharlo mejorando la educación en los hogares, las escuelas y en la comunidad. 

El problema de los hogares hondureños es muy serio debido a la desintegración familiar. En muchos hogares uno o ambos padres se fueron y dejaron a sus hijos a cargo de una abuela ya cansada. Para el Gobierno es un logro obtener tantos millones en remesas, pero no se repara en el daño humano. 

La educación en las escuelas, colegios y universidades es deficiente y dirigida a crear empleados mediocres. No se enseña a pensar, ser creativos, razonar y debatir con ideas; se enseña a obedecer, copiar, callar e imponerse por la fuerza. 

Y la educación que tenemos de nuestra sociedad es una total vergüenza. Políticos farsantes, mentirosos y cínicos que ni se inmutan cuando son descubiertos en sus fechorías porque saben que van a ser protegidos por sus demás compañeros y amigos que están en el poder. Escándalos que duran tres días y se olvidan por la polvareda que provoca uno nuevo. Así que, por desgracia, nuestro recurso más valioso no puede moldearse porque no hay quién ni cómo, ni en el hogar, las instituciones de educación o la sociedad.

Los recursos naturales, que también se están desaprovechando, solo sirven para crear problemas cuando no se utilizan en forma racional. 

Venezuela se está muriendo de hambre después de haber gozado por más de 14 años de una bonanza petrolera nunca antes vista. En 1998 se eligió democráticamente a un presidente que llevó a cabo un programa de debilitamiento de las instituciones del Estado para concentrar el poder en torno a su persona, rodeándose de mediocres y serviles. Logró ahuyentar a los inversionistas, intelectuales, profesionales, productores, los creadores. 

El mismo error de Mao Tse Tung que tanto atraso llevó a China. 

El Gobierno del socialismo del siglo XXI fracasó en menos de 7 años, a pesar de la cantidad exorbitante de dinero que ingresaba al país por la venta del petróleo, único producto de exportación legal de Venezuela, pero no lo aprovechó para educar a su pueblo, no invirtió en su recurso más valioso. La caída de ese Gobierno solo es cuestión de tiempo. Mientras tanto se mueren de hambre y violencia. 

Y toda esta pesadilla comenzó el mismo día que se aprobó la reelección presidencial, porque como controlan todas las instituciones del Estado, una vez que se encaraman en la silla no quieren bajarse, y es necesario bajarlos por la fuerza.

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