El silencio de los buenos
El silencio de los buenos
ARMANDO VILLANUEVA
Martin Luther King hablaba en sus sermones que, más que la maldad de los malos, es peor el silencio –y la indiferencia- de los buenos.
Y el famoso poeta y dramaturgo alemán, Bertolt Brecht, nos heredó una magistral prosa. “Cuando los nazis vinieron a llevarse a los comunistas, guardé silencio, porque yo no era comunista”. Y así explica que luego regresaron y se llevaron a los socialdemócratas, pero tampoco me importó, después a los sindicalistas, y tampoco me importó, luego a los judíos, y también guardé silencio.
“Cuando vinieron a buscarme a mí, no había nadie más que pudiera protestar”. Hoy se habla de que ese poema no es de Bertolt Brecht, sino del pastor luterano, también alemán, Friedrich Emil Martin, como parte de un sermón que pronunció en 1946 en Renania Palatinado.
Sea de Brecht o del pastor luterano, su contenido cobra vigencia en cualquier tiempo, y el mensaje es aplicable en todas las sociedades.
Me acordé del poema de Brecht o del pastor luterano luego de confirmar la salida del país de la familia de Omar Rivera y de Carlos Hernández.
Se trata de personajes a quienes el Estado les delegó una misión que las instituciones encargadas –con funcionarios ganando jugosísimos salarios y todo tipo de prebendas- fueron incapaces de cumplir. Ellos, en menos de dos meses, han hecho lo que quienes tenían la responsabilidad de hacer, no hicieron desde el nacimiento mismo de la Policía.
Pero a nadie le importa. Solo el pastor Solórzano no ha sacado a su familia confiado en que Dios se la protegerá de las manos de los criminales que no quieren la depuración para continuar usando los cuarteles de la policía como su guarida y centro de operaciones.
¿Por qué tanta indiferencia? Hoy son ellos, mañana podría ser cualquiera de nosotros, como los comunistas, los socialdemócratas, los sindicalistas y los judíos de Brecht o del pastor luterano.
Lo que sí escribió Bertolt es que “la crisis se produce cuando lo viejo no acaba de morir y lo nuevo no acaba de nacer”. O la vieja policía es enterrada y nace una nueva, o la violencia continuará siendo nuestra amiga inseparable.
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