El crimen organizado y los Estados

El crimen organizado y los Estados


RAMÓN CUSTODIO

Los que atentan contra la genuina democracia son los mejores aliados del crimen organizado, ahora transnacional y con prioridades económicas y políticas, desde el poder usurpado.

Baso mi comentario en un estudio del Centro Internacional de Cooperación de la Universidad de Nueva York, sobre el impacto del crimen organizado en la gobernanza de los países en desarrollo. Aclarando que ese impacto viene desde los países desarrollados, que aparentan inocencia e ingenuidad ante el daño que nos hacen.

Es necesario hacer la diferencia entre gobernabilidad, cualidad de gobernable y gobernanza, arte o manera de gobernar que tiene como objetivo el logro de un desarrollo económico, social e institucional verdadero y duradero, promoviendo un sano equilibrio entre el Estado, la sociedad y el mercado de la economía. De modo que el pueblo debe saber que nunca hemos tenido gobernanza, a pesar de que somos gobernables y, por ello, nos merecemos la mejor gobernanza.

Dicho estudio enuncia cinco áreas de acción, propias de una diana de tiro al blanco: proteger el proceso político, modernizar y fortalecer el sistema de justicia penal y la impartición de justicia, fortalecer la política del desarrollo económico y social (les faltó el político),

Involucrar a la sociedad civil (muy desorganizada y sin reflexión, según mi opinión) y los medios (algunos) y profundizar la base del conocimiento (mediante la excelencia y no la mediocridad académica de los alumnos y de los maestros). Entre paréntesis mis criterios, surgidos de mi experiencia como estudioso y como profesional, porque en nuestra sociedad es insostenible un simple grupo de reflexión, autónomo e independiente, que no caiga en el sectarismo infecundo que exige la obediencia indebida, dirigida por oportunistas profesionales.

¿Cómo podemos aceptar la protección del proceso político actual, en manos del crimen organizado y de la partidocracia que le hace los mandados? Un proceso congelado, oxidado, que funciona solamente para perpetuar sus propios vicios, como la inmunidad e impunidad de los corruptos, asesinos y sicarios.

El estudio nos traslada que el Panel de Alto Nivel de la ONU sobre Amenazas, Desafíos y Cambios del Crimen Organizado, admite que: El crimen organizado está aumentando operatividad a través de redes fluidas, más que por estructuras jerárquicas en la presente circunstancias de la globalización de ventas de artículos y de servicios ilegales; de una estructura mínima, y de la perpetuación de sus actividades por la violencia y de sus nexos con funcionarios públicos.

Lo que ha demandado un redefinición de lo que es el Crimen Organizado Transnacional: Continuada iniciativa criminal, que trabaja racionalmente para aprovecharse de las actividades ilícitas con alta demanda pública. Su supervivencia está basada en el uso de la fuerza, amenazas, control de monopolios y la corrupción de funcionarios públicos. Ahora se dedica también a negocios lícitos. Se menciona el caso de Colombia y Guatemala, pero aunque no se nos menciona, todos sabemos que en Honduras también está presente y con poder político y económico, por lo cual estos quieren reelegirse, para postergar su extradición.

Falta buena fe en alguna cooperación, porque el mayor consumidor de la droga nos quiere culpar de su propia impunidad del crimen organizado.

La academia no trabaja en ello ni exige la formulación, aprobación y cumplimiento de una Política Pública Criminal del Estado hondureño; le falta valor e independencia para ahondar hasta cuanto somos ya un Estado fallido.

Ningún movimiento político tiene una posición clara y firme.

¿Y entonces?

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