¿Por qué será que...?
¿Por qué será que...?
Otto Martín Wolf
México es un país amigo, cuando Honduras ha tenido problemas ellos han corrido a ayudar -como cuando el huracán Mitch-, los consideramos hermanos para todo, menos para el fútbol. Por esa razón la mayoría se alegra cuando México pierde y, si se trata de una revolcada de 7 a 0, ¿por qué será que nosotros hacemos una fiesta de burlas?
¿Por qué será que los estudiantes universitarios en lugar de reconocer su papel (precisamente de estudiantes) insisten en ser ellos quienes establezcan el índice académico con el cual desean que se les apruebe, al igual que todo lo referente a sus estudios? ¿Qué capacidad tienen para decidir la forma en que se maneja una universidad? ¡Son estudiantes por el amor a Mahoma! ¡Ponerlos a ellos a cargo o hacer las cosas según su deseo es como poner a los locos a manejar el manicomio!
¿Por qué será que nuestros locutores y periodistas insisten en complicar tanto las cosas cuando hablan? En los USA, por ejemplo, cuando mencionan al Presidente de esa nación dicen: “El Presidente Obama” o, simplemente, “Obama”. Aquí, nuestros chicos cuando hablan del Presidente de Honduras dicen: “el Abogado Juan Orlando Hernández Alvarado, presidente constitucional de la República de Honduras”.
Igual sucede cuando se refieren a la Enee. Todos sabemos lo que esas siglas significan (y lo caro que cobran), pero nuestros chicos de la prensa son felices diciendo “la estatal eléctrica” y cosas por el estilo. ¿Por qué ese afán de enredarlo? ¿Por qué será? ¿Acaso les ordenan llenar espacio cuando no tienen nada más que decir? Si es así, ¿por qué no ponen música o algo en lugar de hablar y hablar y hablar? ¿Ha notado usted que, también, para referirse a la Unah, les fascina decir “la máxima casa de estudios” u otras ridiculeces?
Hace un par de años los mismos locutores y comentaristas sacaron del diccionario una palabra que, si bien es cierto existe, nadie usa y casi nadie entiende, quizá ni ellos mismos. De repente se puso de moda la palabra “incoar” cuyo significado es que se abrió o se inició un juicio. Adoran decir “han incoado un juicio en contra de fulano, etc”. ¿No conocen el lema “manténgalo sencillo”?
Es como los cajeros y oficiales de banco, demostrando completa ignorancia no solo de su trabajo sino que también de nuestro idioma español insisten en utilizar el verbo inventado “aperturar”. Atención señoras y señores, todos los encargados de abrir algo, la palabra “aperturar” ¡no existe! Repito niños: Las cosas se abren no se “aperturan”; es imposible “aperturar” nada porque esa palabra ¡no existe!
Decir palabras que no existen se llama barbarismo y les juro que esa palabra ¡sí existe!
¿Por qué será que cuando tiembla la tierra (y que también temblamos nosotros) locutores y presentadores de radio y televisión enloquecen (¿será por el miedo?) y en lugar de decir “temblor” o “terremoto”, nos salen con palabrejas como “movimiento telúrico”? Es válido, pero no es lo usual, la gente dice “temblor” o “terremoto”, dependiendo del nivel de destrucción (o el terror) utilizar otros términos es enredar las cosas o ser “snob”. Para aquellos con demasiada pereza para averiguar en el diccionario qué significa esa palabra se los diré; esnob: “Persona que imita o copia la forma de ser de aquellos a quienes considera distinguidos, clase alta, intelectuales, millonarios, etc. para pretender ser como ellos y, a la vez, los esnob son gente que desprecia a los que considera inferiores”. ¿Conoce usted alguno? Yo a muchos.
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