Tiempo para hacer lo correcto

Tiempo para hacer lo correcto

Editorial El Heraldo

Hay más tiempo que vida, dice un dicho tradicional, y parece ser la consigna detrás de la burocracia y estatismo de nuestro gobierno, olvidando que solo son cuatro años para actuar y resolver los temas más ingentes que afectan a los hondureños.

Esa parsimonia es la misma que vemos en leyes engavetadas o ya aprobadas, pero cuyo proceso para entrar en vigencia avanza a paso de tortuga. O la lentitud para actuar cuando se trata de favorecer y beneficiar a la mayoría, pero, no así cuando lo que se quiere es extraer de sus exiguos ingresos más impuestos y cargas tributarias. Y aquí hay que mencionar también la prontitud con que muchos empresarios suben los precios ante el menor atisbo de una variación adversa, pero son lentos cuando es a la inversa. En esta misma línea es preciso señalar a quienes llegan a ostentar cargos de poder y que, conscientes de lo efímero de sus mieles, se lanzan con voracidad a acumular riquezas ilícitas sin importar que se llevan de encuentro a todo un pueblo que padece los efectos de la corrupción. Como ejemplo podemos mencionar las empresas de maletín creadas entre 2010 y 2013, para saquear recursos de la Secretaría de Salud, por personas ligadas a empleados de esa entidad que podían mover los hilos a su favor.

O quienes, inconformes por los tardíos frutos del esfuerzo honesto y perseverante, quieren almacenar fortuna en un santiamén, aunque para ello empeñen su vida a la delincuencia y criminalidad.

Que el tiempo no perdona es también un decir muy recurrente y que vemos reflejado en las inevitables consecuencias de aquellas acciones preventivas, correctivas o punitivas que no se siguieron en su momento.

Enmendar después esa desidia, negligencia o displicencia mostrada en el pasado, ya sea en asuntos de paternidad en el hogar, seguridad, justicia, salud, educación o gestión gubernamental, es casi como querer enderezar el árbol torcido. Hay que actuar ahora, aprendiendo de nuestras fallas, pero sin cometer el error de estacionarnos en el pasado u obsesionarnos con el futuro, porque el presente es lo único con que contamos.

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