Los traspiés del Poder Judicial
Los traspiés del Poder Judicial
Noé Vega
El 10 de agosto del 2012 publicamos un artículo sobre el nepotismo en el Consejo de la Judicatura exponiendo que las autoridades supremas en nuestro país se elegían como en el Medioevo; 4 años después la crisis ha cundido en el Consejo de la Judicatura y se estudia el mecanismo para terminar con la vida institucional de esa instancia y la destitución de sus miembros. Un tropiezo más para el Poder Judicial, un peldaño más que se escala hacia el sometimiento de este Poder del Estado, que si se suma a los otros traspiés nos deja un Poder Judicial en ruinas. Han sido fulminantes los ataques que este poder del Estado ha recibido para minar su independencia y conseguir someterlo a directrices foráneas.
La destitución de los cuatro magistrados de la Sala Constitucional abrió la puerta para que dentro de ese Poder volviera a gozar de visa de entrada la influencia política y la manipulación de la ley; no es que no existiera ya más esa influencia, pero la independencia que alcanzaba esa Corte de la mano de una Sala Constitucional independiente ponía en peligro el organigrama de la política que siempre, ha contado entre sus piezas la Corte Suprema de Justicia. Uno de los azotes que más daño han hecho al Poder Judicial ha sido el manejo de personal, su calificación, su ascenso o descenso exclusivamente por razones políticas o de compadrazgo. La salida para acabar con este mal parecía obvia, quitar la administración del Poder Judicial de manos de los magistrados para entregarla a un Consejo de la Judicatura, como un organismo técnico, profesional que diseñara las políticas de manejo y administración de los empleados judiciales, pero resultó un fracaso tan rotundo que se convirtió al final en un retroceso y en golpe tan fulminante que amenaza con hacer retroceder ese poder del Estado hacia las épocas cuando todo nombramiento, ascenso y destitución lo hacía la presidencia de la Corte, justo lo que se trataba de evitar con el Consejo de la Judicatura.
Si le sumamos a estos acontecimientos nefastos el proceso de elección de la actual Corte Suprema de Justicia, el haber que nos resulta de este balance es totalmente negativo para la justicia hondureña. Pero tenemos que seguir esperanzados que dentro del sistema de justicia aún quedan sueltos eslabones que no se rinden fácilmente. Podemos seguir esperanzados en que el asociativismo judicial se reactive después de esta crisis, y que eche luz sobre las más funestas actuaciones del sistema de justicia; después de todo, fue precisamente el activismo de las asociaciones de jueces que de manera permanente no descansaron, evidenciando la ilegalidad de las decisiones del Consejo de la Judicatura y lo arbitrario de su actuación en el manejo de personal lo que terminó forzando la salida de sus miembros.
Es que desde su conformación legal, el Consejo de la Judicatura se politizó y así lo hicieron ver las distintas asociaciones judiciales que se pronunciaron por cambios en la misma ley del Consejo, en transparentar el proceso de elección de los consejeros y delinear correctamente sus funciones, pero todo aquello no fue escuchado, por lo que tal vez ahora, después de este nuevo traspiés del Poder Judicial, esos actores internos dentro del sistema de justicia, como lo son las asociaciones de jueces, magistrados y fiscales tomen las riendas de la nueva estructuración de la Ley del Consejo de la Judicatura como un organismo técnico y profesional que diseñe políticas de manejo de personal que termine con el nepotismo que ha dominado el Poder Judicial.
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