¿Qué mejunje cocina en el caldero la oposición?

¿Qué mejunje cocina en el caldero la oposición?


Por Boris Zelaya Rubí

“El opositor que llama a la destrucción no es más que un 
futuro inquilino de las ergástulas penitenciarias o de un manicomio”.
Sin duda la crítica constructiva, para mejorar de la condición de un país es siempre necesaria para el funcionamiento democrático. Sin embargo, la oposición cerrada y total, la que a todo dice “no” o se abstiene y busca impedir el funcionamiento institucional, nada tiene de aporte a la democracia. No es lo mismo hacer obstrucción que hacer oposición.

Gobernar no es tarea fácil. Aunque muchos compatriotas piensan en que después de haber llegado ciertos personajes a conductores de la nación, sin ninguna preparación universitaria o como decían las viejitas de antes ¡que no rebuznaban porque Dios es grande!, cualquiera puede hacerlo. Solo aprendieron a mentir y ofrecerle al pueblo que los harían vivir en un país maravilloso. ¡Y llegaron!

En varios países de Latinoamérica surgieron como salvadores del pueblo, hombres de las entrañas de las comunidades más pobres o como dicen ellos “los desheredados de la diosa fortuna”, resultando que cuando tuvieron al alcance de sus manos y a su disposición el erario nacional, afloraron sus verdaderas intenciones e iniciaron una carrera delictiva, haciendo piñata con el dinero del pueblo, emulando a la mayoría de los expresidentes, al llevar una vida holgada y llena de lujos, olvidando sus consignas de campañas de denunciar a los que solamente han llegado a mentir, prometer y reprimir.

La propuesta para calmar a la oposición (cuyas intenciones no son en bienestar de los desposeídos) ha sido invitarlos a un gran diálogo nacional, con la finalidad de eliminar sus acciones destructivas y garantizar la unidad democrática, haciendo si son necesarios, los cambios constitucionales acorde con los tiempos que vivimos. La tarea de un presidente no es trabajo de agitar con un movimiento de la mano la varita mágica y resolver de la noche a la mañana, todos los problemas que nos aquejan. Un período de cuatro años resulta corto para tan compleja labor (independientemente de quien esté gobernando).

Iniciando el tercer año de gobierno arranca de nuevo la campaña electoral, la oposición aprovecha para magnificar los yerros del partido en el poder, sus líderes arropados con el manto populista y algunos gritando para engañar bobos, que son centristas, ni de izquierda ni derecha o sea una especie de híbrido que definitivamente no existe, vociferan lo que no se hizo y debió haberse hecho, pretendiendo con jugadas sucias demeritar las acciones del gobierno, y manifestando que son los nuevos mesías que convertirán al país en la tierra prometida. Algunos vividores de la política por supuesto los más débiles, tratan de sumar adeptos de ser posible invocando al diablo, para que desate desgracias que lastimen al pueblo y le hagan más daño a los que menos tienen.

La ambición de los opositores destructivos los hará siempre mantener oídos sordos y los ojos cerrados ante los logros que benefician al pueblo. El deseo incontrolable por el poder no tiene límites y todas las protestas inducidas o apoyadas por ellos, tratarán junto a sus ideólogos de perjudicar la imagen del país en el exterior y de ser posible pedir que corten las ayudas que nos envían los países cooperantes para programas que aliviarán a los que viven en extrema pobreza. Sus ansias de poder no tiene límite, aunque en el pasado hayan hecho de las suyas sin importarles el señalamiento de la ciudadanía de todos los estratos sociales de la nación ¡quieren darle otra saqueada al erario!

Ojalá la memoria pueda mantenerse intacta, más allá de la incitación a la rebelión que a diario insinúan algunos medios. Si se llegara a dar crédito a estos líderes del desastre nacional, de los campeones del colapso del 2009, de los destructores sistemáticos de la economía y la institucionalidad del país, correríamos el riesgo de que la estabilidad conseguida se vaya perdiendo, y volvamos a los tiempos en que la patria parecía desvanecerse cada día.

¿Qué mejunje cocinan a fuego lento los opositores del gobierno nacionalista? Ojalá que no truene ni relampaguee, porque culparán al gobernante.
De rodillas solo para orar a Dios.

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