Así a dónde vamos con Trump

Por Mario E. Fumero

Los Estados Unidos de Norteamérica está experimentando una crisis de decadencia moral, social y espiritual como nunca antes en su historia. La violencia se enseñorea de la juventud, las drogas se legalizan en muchos estados, el matrimonio gay ya es una política federal, la venta de armas se prolifera, la economía se tambalea, y los valores tradicionales del cristianismo están en crisis, y para colmo de males, uno de los candidatos republicanos a la presidencia de esa nación, y que posiblemente quede como competidor de los demócratas, será el multimillonario y empresario Donald Trump.

Cuando ? Donald Trump interviene en sus mítines políticos, arremete a diestra y siniestra contra los hispanos, personas con minusvalía, mujeres, y contra México y todos aquellos que se le crucen en su camino. Sus presentaciones públicas van acompañadas de payasería y propuestas absurdas, como la de construir un muro a todo lo largo de la frontera de México, expulsar a todos los inmigrantes ilegales y condenar y prohibir la entrada a todos los islámicos, ya que a su criterio, son una amenaza para la seguridad nacional.

Este señor confronta una actitud mental desquiciada para poder regir los destinos de una nación tan poderosa y la cual en estos momentos está en declive. No podemos obviar que el Partido Republicano se encuentra seriamente afectado por una división interna. La alta cúpula de los republicanos no quieren aceptar al señor Trump, y este no necesita del partido, porque tiene todos los recursos necesarios para poder alcanzar la presidencia de los Estados Unidos, y la gente, cansada de los políticos tradicionales, ha puesto su mirada en un payaso, que aunque no nos guste, dice muchas verdades que tristemente las mezcla con utópicos engañosos.

Es preocupante lo que pueda ocurrir con las próximas elecciones de los Estados Unidos, así lo dejan ver los propios dirigentes del Partido Republicano. México contempla con preocupación lo que pudiera ocurrir si el señor Donald Trump llega a la presidencia de esa nación. De quedar como contrincante de Hillary Clinton, los electores pensantes se verían entre la espada y la pared, porque la señora Clinton representa el ala liberal de la política norteamericana, y apoya todos los movimientos de antivalores que prevalecen en los Estados Unidos. Si el señor Trump fuese el triunfador, tendríamos una presidencia errática, y con serios problemas de relaciones internacionales, lo que afectaría indudablemente la relación con México y Centroamérica. Imagínense ustedes qué pasaría si deportaran a los diez millones de indocumentados de Centroamérica que viven en los Estados Unidos. ¿Qué ocurriría en los países centroamericanos con esa cantidad de deportados? Y lo más importante, ¿cómo repercutiría esta migración masiva en la economía de los Estados Unidos?

Si el señor Trump quedara como candidato a la presidencia, estoy casi seguro que la señora Clinton ganaría las elecciones, y no podemos negar que ella seguiría la misma política errática y de antivalores que promovió el Presidente Obama. Así que quede quien quede, el futuro de la nación norteamericana es sombrío, y nosotros en Centroamérica no podemos ignorar, que lo que allí pueda pasar, aquí va a repercutir.