Cemento y déficit de vivienda

Cemento y déficit de vivienda


Editorial El Heraldo

Tener casa propia en Honduras es un sueño imposible para gran parte de la población. Y es que todo parece confabularse en contra por el cobro de intereses excesivos en los bancos, las dificultades para acceder a un crédito y el alza al precio del cemento.

A estos factores se suma el salario mínimo, ya que al incrementarse provoca también una subida en los costos de la mano de obra y, por ende, en el costo final de la vivienda. De hecho, según los constructores, de cada cien lempiras que se invierten en una casa, 60 se van en materiales y 40 en mano de obra.

Pero también hay que mencionar el sobreprecio en los materiales que hacen en la mayoría de proyectos habitacionales, aun cuando estos sean de baja calidad. Lo cierto es que el comprador no tiene quién lo proteja de esta cadena de voracidad desmedida. Para muestra, un botón.

La denuncia del aumento al precio del cemento, que según los ferreteros es por el costo del transporte, aun cuando los combustibles han tenido más bajas que alzas. Los cementeros aclararon que no han realizado ningún aumento, mientras el gobierno ha reconocido que hay intermediarios y ferreterías que han venido aumentando el precio sin ninguna razón.

Con semejante afirmación hecha desde la Secretaría de Desarrollo Económico se esperaría que las autoridades tomen medidas para sancionar a estos comerciantes abusivos.

El déficit habitacional en nuestro país supera el millón de viviendas y los programas sociales del gobierno no han tenido el impacto para paliar esta demanda insatisfecha.

“Una solución sustentable y de largo plazo requiere la movilización de recursos del sector privado para aumentar la oferta de viviendas. Los gobiernos sencillamente no disponen de los medios para hacerlo por su cuenta”, señala un informe del BID que plantea también aumentar el financiamiento hipotecario, explorar opciones como el alquiler, así como técnicas más modernas y eficientes de construcción.

De lo que no hay duda es que nuestras autoridades están llamadas a configurar una verdadera estrategia para impulsar el rubro de la construcción, que en los últimos dos años ha registrado una caída para beneficio de la economía nacional.

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