Las cosas se pueden poner bien feas

Las cosas se pueden poner bien feas

Por: Antonio Flores Arriaza
Los Estados Unidos del Norte de América (USA) se constituyeron en el modelo de la democracia mundial, con justicia, porque el modelo de democracia americano es un hijo natural de la democracia de las naciones indígenas que poblaron la zona en donde ahora está New York. Así los USA tienen el derecho de representar esta democracia con toda justicia. Nos han enseñado y han pregonado una democracia que se impregnó de las ideas liberales, producto de la Revolución Francesa con conceptos centrales como igualdad, libertad y fraternidad. Con la amenaza terrorista, que habrá que analizar si es una amenaza real o magnificada más allá de sus verdaderas capacidades, los conceptos democráticos en ese gran país parece que son los verdaderamente amenazados.

Hoy, en USA, se habla que la lucha antiterrorista justifica la pérdida de un cierto margen de libertad personal, que la autoridad debe tener el derecho de inmiscuirse en la vida privada de las personas y justificar así el espionaje a la ciudadanía, que parece aceptarlo por su bien. Darle más poder a las diferentes agencias de seguridad nacional y potenciarlas más frente a la ciudadanía.

Antiguamente, era notoria la diferencia entre las capacidades operativas que existían entre la policía y el ejército o la guardia nacional. Recordamos que, cuando la lucha por los derechos civiles, cuando los negros hicieron la marcha hacia Selma, fueron detenidos y atropellados por una policía pequeña y pobremente armada que solo logró su propósito de impedirles cruzar el puente porque los negros sostenían una lucha pacífica pero, si hubieran querido, le hubieran pasado por encima a esa pequeña policía que los golpeó hasta ser un recuerdo vergonzoso. Fue hasta que el presidente Johnson ordenó a la Guardia Nacional que acompañara a los negros y les diera protección, que la policía obediente a los racistas, y por respeto a la Guardia Nacional, se hizo a un lado y pudieron cruzar el puente.

Hoy las cosas están cambiando drásticamente. Obama es el presidente que más ha armado a la Policía. Ahora es un cuerpo militar en su potencia de armamento y capacidad para ejecutar operaciones para controlar a la población: nacional e internacional. Es realmente impresionante el armamento policial que supera, ampliamente, el arsenal de cualquiera de los ejércitos de nuestros países.

Lo más trascendente es que Obama ha publicado la nueva ley que aporta nuevas facultades a la policía y a las agencias de seguridad nacional en la lucha contra el terrorismo. Ahora les será posible capturar a las personas con una simple sospecha de terrorismo. Es una ley con propósitos “preventivos” que les permite actuar antes de que suceda el acto terrorista y sin tener las pruebas pertinentes de antaño. Y, no solo eso, podrán encarcelar al sospechoso hasta por diez años. Y todo bajo el argumento del bienestar para la ciudadanía. Ya no se presume inocencia.

Ante la inusitada situación preelectoral generada por el candidato republicano Donald Trump con sus declaraciones muy altisonantes e, increíbles, al pedir apoyo a Rusia para que intervenga en situaciones nacionales se coloca como una alta amenaza a la seguridad nacional y, por otro lado, una candidata mujer que, cuando fue Secretaria de Estado, utilizó inseguros correos personales para comunicar información de seguridad nacional, así el Estado se encuentra ante la posibilidad de que una persona poco confiable sea quien tenga en su poder el maletín nuclear que, ante las advertencias hechas por Putin de que ya no está dispuesto a tolerar más engaños de la política de USA que, ahora, Rusia ya ha superado la debilidad militar heredada de la URSS y que posee el poder disuasivo suficiente, coloca a la seguridad nacional en una encrucijada. Pues resulta que, ante dicho pronóstico, ya hay en USA una corriente que ha empezado a proponer que sería mejor que Obama se quede un período más en la Presidencia. En su reciente visita a Canadá fue sorprendentemente recibido por el Parlamento canadiense con la canción que los demócratas usaron cuando Obama fue declarado su candidato a la Presidencia, en una clara declaración de que verían con buenos ojos que se quede un nuevo período. Esto sería una violación constitucional y vendría a colocar en muy serios aprietos a la democracia más importante y ejemplar del mundo y a quienes la admiramos y tratamos de imitar.

Obama no se emplea muy notoriamente en la guerra en Siria porque busca evitar que el pueblo repudie una decisión como esta y el apoyo para su partido en las próximas elecciones presidenciales se viniese a pico, pero, ¿qué sucederá luego que pasen las elecciones? ¿Dejará USA que Rusia se quede con la geoestratégica Siria? Así, podremos estar ante una nueva “crisis de los misiles” como sucedió cuando Fidel permitió cohetes rusos en Cuba y estuvimos al borde del holocausto nuclear mundial. Hoy Rusia no es un país socialista con una economía incapaz de soportar la maquinaria militar y pobre en tecnología, hoy Rusia es un país capitalista y con un líder que sueña restaurar el antiguo poderío de los zares rusos y de la vieja URSS.

Una situación como la antes planteada podría ser en extremo delicada y peligrosa a nivel mundial. Y nosotros, aun cuando una guerra mundial no sucediera, sufrimos neumonía cuando USA estornuda. No olvidemos el estribillo nacionalista “queremos una reelección como en USA”… imaginamos la nueva interpretación que tal declaración asumiría si Obama se reeligiera un tercer mandato.

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