“Soy como tú”

“Soy como tú”

Por Dagoberto Espinoza Murra

En el marco de la celebración de la Semana de Salud Mental, con el lema “Soy como tú, aunque aún no lo sepas”, autoridades y residentes del “Hospital Psiquiátrico Dr. Mario Mendoza”, desarrollaron un significativo evento el lunes 29 del pasado mes de agosto.

Uno de los puntos del programa estaba dedicado a los psiquiatras que, además de cumplir con tareas docentes o asistenciales, también han incursionado en otros campos, como los de la literatura y el arte. El doctor Mario Aguilar, maestro de ceremonia, hizo la presentación de los homenajeados: Doctores Daniel Herrera Salinas, Américo Reyes Ticas, Alfredo León Padilla, Kenneth Vittetoe Bustillo, Mario Mendoza h., Felícita Antúnez, Alejandra Munguía y el que suscribe estas líneas.

El doctor Herrera ha escrito obras, especialmente en el campo de la medicina psicosomática. Es el creador de lo que conocemos como “Hospital de día”, modalidad de atención psiquiátrica que no requiere de internamiento de los pacientes. El doctor Alfredo León Padilla fue el primer director de la División de Salud Mental de la Secretaría de Salud; ha escrito artículos científicos y un folleto sobre el machismo en Honduras. En el boletín de psiquiatría aparecieron varios de sus poemas.

Dos artistas del pincel -Américo Reyes y Kenneth Vittetoe- son bien conocidos en el mudo artístico. El primero (Américo), ha expuesto a la opinión pública sus magníficas acuarelas, mismas que han recibido merecidos elogios, pues sus cuadros dejan traslucir la sensibilidad del artista en su contacto diario con el “yo” sufriente del entorno nacional. El segundo (Kenneth) cultiva el arte abstracto y sus cuadros, al óleo, semejan -en muchos casos- las marañas mentales que se pueden percibir en algunos enfermos con trastornos del pensamiento y del ánimo. Uno de sus cuadros –Paranoia- ilustra la carátula del último número de la revista de la Facultad de Ciencias Médicas.

Mario Mendoza h. además de dedicarse a la asistencia y la docencia, ha logrado alcanzar algún profesionalismo en la fotografía, especialmente en temas que tiene que ver con la naturaleza. Las doctoras Antúnez y Munguía son conocidas por el cultivo de la poesía. Cada una de ellas leyó, con voz muy sentida, un par de poemas de su cosecha, por lo que recibieron sonoros aplausos de la concurrencia. La doctora Antúnez publicó, recientemente un poemario y la doctora Munguía, en un futuro no muy lejano, hará lo mismo.

Cuando se nos llamó al estrado se dijo que yo había escrito una novela (La magia del arcoíris) y un libro de cuentos (La virgen embarazada) y que además, semanalmente, escribo artículos para LA TRIBUNA Dominical. En mis palabras para tan significativa ocasión hice referencia a mi primer artículo periodístico que, por una coincidencia afortunada, se titulaba “La salud mental”. Resumí, en pocos minutos, el escrito que refiere lo escuchado en una conferencia del doctor Ricardo Diego Alduvín.

Expresó el eminente galeno que él no sabía definir la salud mental (la conferencia la dictó hace aproximadamente seis décadas), pero que sí podía identificar a sus enemigos: Las vocales del alfabeto castellano (a, e, i, o, u). Con la “a”, decía, si le anteponemos una letra muda, la “h”, podemos escribir hambre. Donde hay hambre, enfatizaba, no puede haber salud mental. Es obligación de todo ciudadano, continuaba, contribuir con su talento y su trabajo honrado a la erradicación de la pobreza del país.

Con la “e” podemos escribir la palabra enfermedad, pero de estas, la que más afecta la salud mental, es la enfermedad del alcoholismo. Un padre alcohólico genera angustia en todo el entorno familiar: sufre la esposa, los hijos fracasan en el colegio y la violencia se enseñorea en el hogar. La “i” nos sirve para escribir la palabra ignorancia. Cuando hay ignorancia en los pueblos se cree en los maleficios, en el mal de ojo, en los “empautamientos” y eso evita el disfrute de una armoniosa salud mental.

Con la “o” podemos escribir la terrible palabra odio. Donde hay odio no hay salud mental y algo muy especial: sufre más el que odia, que el odiado. El doctor Alduvín pasó muchos años de su exilio en México, pues la dictadura imperante en Honduras le negó el derecho a vivir en el terruño. El odio político le hizo mucho daño al país. Retornó en la administración del doctor Gálvez y fue entonces cuando tuvimos la ocasión de escucharlo. Con la “u” el conferenciante escribió la palabra utilitarismo. El que solo se afana por su provecho personal, agenciándose dineros en forma fraudulenta -el utilitarista- no puede disfrutar de salud mental. Conclusión: No olvidar las vocales de nuestro alfabeto.

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