Apagones

Apagones

Por Armando Cerrato

La empresa Nacional de Energía Eléctrica (ENEE) se ha semiprivatizado convirtiéndose en una holding de tres ramos con participación de capital extranjero y nacional que incluso involucra un cierto sector de sus trabajadores sindicalizados.

A juicio de la gerencia de la ENEE se busca mejorar los servicios reduciendo las pérdidas, minimizando los costos operativos y optimizando el trato a los abonados hoy por hoy sumamente inconformes a grado tal que muy eufemística y satíricamente llaman “tenebrosa” a la generadora de luz.
Son cada vez más frecuentes y largos los apagones sufridos por la ciudadanía que con impotencia ve cómo se arruinan los alimentos necesitados de refrigeración y se funden por las subidas y bajadas de tensión los electrodomésticos.

Lo peor del caso es que no hay a quien acudir en demanda de indemnizaciones por daños y perjuicios ocasionados por el pésimo servicio brindado por la ENEE y mucho menos cuando hay cobros excesivos por consumo que ya han producido infartos fatales entre decenas de abonados en todo el país.
Hasta hoy los cambios administrativos en la ENEE no han sido bien comprendidos por la población a la que lo único que le interesa es que las tarifas por consumo no suban pues ya las sienten al límite de sus posibilidades económicas.

Sin embargo, todo parece apuntar a un aumento tarifario a corto plazo bajo el pretexto de que la generación de energía es cara y la empresa debe distribuirla al precio real que le permita superar los costos operativos y obtener ganancia razonable para reinvertir.

Nada se dice de la continuidad de proyectos de hidrogeneración, generación eólica, solar y geotérmica para ir eliminando poco a poco la generada de barcazas en base a keroseno, bunker, diésel y carbón que resulta sumamente cara y contaminante.

La gerencia de la ENEE justifica que compra caro el kilovatio hora generado por la empresa privada y lo vende barato a sus miles de abonados en aras de mantener equilibrada la insípida economía popular cada vez más precaria debido al deslizamiento constante de la moneda nacional frente al dólar.
Se espera que con la nueva estructura administrativa en la ENEE se disminuya el robo de energía por grandes empresas y pequeños abonados, se ponga fin a los subsidios a varias comunidades, y todo mundo pague lo que tenga que pagar por el consumo mensual.

Es por ello que se pienza en otras formas de suministro y cobro, como la instalación por zonas de contadores electrónicos que funcionan con tarjeta de prepago una modalidad que en Honduras hasta ahora solo funciona en la telefonía móvil en base a recargas que se pueden obtener en supermercados y pequeños comercios y hasta pulperías de barrio marginal.

Se cree que con el prepago la gente se verá obligada al ahorro de energía eléctrica, pues podrá comprar en base a un cálculo personal la recarga y apegarse a ella por cuestiones de diversa índole.

Empero, el sentir popular es que el prepago más bien traerá muchos problemas, dadas las múltiples formas de pago que se mantiene en el mercado laboral nacional temiéndose además que ocurra lo mismo que ahora pasa en la telefonía móvil, donde desee la orden de recarga se pierde dinero por costo administrativo y se inunda de mucha publicidad y mensajes los buzones.

Aparte de ello, se finalizaría con el tiempo de gracia de un mes en mora que en la actualidad otorga la ENEE a sus abonados para poder amortizar la deuda al tenerse en cuenta que a veces los patronos retrasan el pago a sus trabajadores por varios días después del plazo fijado en los contratos laborales.

Aparte, la forma prepago que no es más que un pago anticipado por un servicio que no es garantizado y que no contempla en ninguna forma que la energía será continua y que se indemnizará a los abonados que se vean perjudicados por la falta de energía, cobros excesivos por consumo y mala distribución.

Se espera que en una primera etapa la ENEE instale a través de sus nuevas ramas semiprivadas unos 150 mil medidores electrónicos a un costo de diez mil lempiras cada uno que serían debitados mensualmente a los cuentahabientes al momento de comprar sus tarjetas prepago.

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