¿Y Honduras?


¿Y Honduras?

Por Edmundo Orellana
Catedrático universitario



No es Honduras lo que preocupa a los políticos. A ninguno le interesa la situación que vive el hondureño, el abandono en que se encuentra la niñez, la desesperación que el desempleo causa en los jóvenes y en los adultos, menos la desesperanza que embarga a los de la tercera edad.

La pobreza que azota a más del 60% de los hondureños tampoco se encuentra en la agenda de prioridades de los dirigentes de los partidos políticos.

En suma, ninguna preocupación del hondureño se encuentra en la agenda de los políticos. Para ellos, solo un tema interesa: la reelección.

Su único interés es encontrar la fórmula que permita a los expresidentes ocupar nuevamente la Presidencia de la República. La ambición de algunos de estos expresidentes (viven seis), es para los políticos más importante que todos los problemas que azotan al país. De estos solamente PAC se ha manifestado claramente en contra de la reelección. Los demás o son pro reelección o son ambivalentes. El Partido Nacional y Libre son claramente pro reelección; el Partido Liberal, en cambio, sostiene dos posiciones excluyentes, la de la bancada y de algunos alcaldes, inequívocamente reeleccionista y la del Central Ejecutivo, liderada por su Presidente, claramente antireeleccionista.

Esta preocupación ha sido una constante entre los políticos desde 1982, cuando prohibieron la reelección en la Constitución de la República para evitar que López Arellano volviera al Poder. Muy temprano hubo manifestaciones contrarias a esa prohibición, cuando Suazo Córdova intentó extender su período por dos años más. Luego, en el 2009, la pretensión de convocar a una constituyente, se ha revelado con el tiempo que estaba motivada en el deseo de remover la prohibición de la reelección, no en la necesidad de adecuar nuestro sistema constitucional a la realidad nacional y a las exigencias del siglo XXI, como se creyó originalmente. Ni a los políticos del 2009 ni a los de hoy, les interesa las falencias o contradicciones de la Constitución con la realidad, ni les interesa modernizar el sistema constitucional. Lo único que les interesa es remover la prohibición de la reelección, para satisfacer ambiciones personales.

Unidas las derechas e izquierdas (si es que existen estas últimas) marchan abrazadas y alborozadas, buscando afanosamente el camino hacia la reelección. En su afán de alcanzar este cometido, disponen, sin escrúpulo alguno, de cuanto recurso pueden, incluidos los escasísimos recursos públicos, en el caso del partido gobernante. No les importa el futuro del pueblo. Solo les interesa el suyo, que identifican con el del pueblo hondureño.

Y en el horizonte nacional ven solo lo que su delirio les permite: la reelección.

En la lógica de los políticos, su felicidad es la nuestra. La reelección es motivo de felicidad para ellos. Aprobada que sea, consecuentemente, todos seremos felices. Desde ese momento, la solución de nuestros males, será revelada y Honduras será un paraíso.

Por gracia divina o por arte de magia, uno de los responsables de la deplorable situación social, económica, política y cultural en la que se encuentra sumido el país, regresará, pero esta vez, no para flagelarnos como entonces, sino para traernos felicidad, porque solo ellos tienen el poder de hacernos felices. Ningún otro hondureño tiene las virtudes que adornan a los expresidentes vernáculos. De no ser uno de ellos el próximo Presidente, Honduras se precipitará en el abismo.

Observando a los políticos que nos ha tocado por desgracia, es imposible no preguntarse: ¿Tenemos futuro los hondureños?

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