¡Albricias! Presidente

¡Albricias! Presidente


Por Juan Ramón Martínez

Las declaraciones del JOH en el sentido de defender a las empresas y sus titulares frente a los excesos del sistema tributario, son excelentes. Las celebro patrióticamente. Muestran un gobernante que, ha entendido que, para tributar hay que producir. Y que el papel del gobierno es animar, apoyar e incluso estimular a la iniciativa de los particulares, para que estos puedan tributar como corresponde. Defendiendo a las empresas cuando tienen dificultades. Creando fondos especiales y oportunidades para que las que tienen problemas refinancien sus obligaciones, de forma que al final se recuperen, como es lo que ocurre en Estados Unidos e incluso, según tengo entendido en Panamá. Se confirma que JOH ha descubierto que lo económico y la creación y sostenimiento del empleo, son fundamentales para fortalecer su gestión gubernativa. Y que no se puede permitir que se cierren empresas y se pongan los trabajadores en la calle, porque el gobierno, por medio del sistema tributario, se vuelve represivo, intransigente e incluso caprichoso en contra de quienes realmente sostienen el país: los inversionistas, locales o extranjeros; los micro, pequeños, medianos y grandes empresarios. Sobre los medios para evitar los excesos y transformar el sistema en estimulador de acciones productivas, opinaremos después.

Hace un tiempo JOH no había tomado conciencia de las arbitrariedades de la DEI. No valoró el cierre de empresas, por medio de actos administrativos en donde desapareció el derecho de defensa. Ni aceptó –aunque una vez se lo dije– que lo económico es lo más importante en un gobierno. Que hay cosas que son fulgurantes y que ocupan espacio en los periódicos; pero son flor de un día. Incluso, en algún momento dijo al borde del disgusto, a un banquero que le había llevado quejas de la titular de la DEI, que prefería irse él, antes que despedirla. Es decir que lo subjetivo, había derrotado a lo racional. El cambio que manifiesta, sorprendente y sorpresivo, nos obliga no solo a felicitarlo, sino que además, celebrarlo y apoyarlo en todo lo que, desde fuera, podamos hacer. En este momento más que política, hay que trabajar intensamente, proteger al sistema empresarial del tamaño que sea, porque necesitamos empleo para la población, ingresos para la mesa familiar y satisfacción y seguridad para el pueblo. Al fin y al cabo, son estos sentimientos y satisfacciones, los que justifican la legitimación y valoración que la ciudadanía tiene de los buenos o malos gobernantes.

No sabemos cuántas empresas ha cerrado la DEI. Ni cuánto desempleo ha producido en el país. El manejo de estadísticas aquí es poco confiable. Lo único que sabemos es de sus éxitos y de las felicitaciones del FMI. Cosas que celebramos. Pero, en lo negativo, tengo suficiente información de cómo la DEI, bloquea RTN que impiden la compra y venta de productos –que significa el cierre de operaciones– y la imposibilidad que le paguen, aunque quieran, lo que deben por tributos legítimos; la imposición de multas arbitrarias inapelables; el rechazo a reconocer los créditos que tiene con los empresarios y el cierre arbitrario de múltiples pequeñas y medianas empresas, que desamparadas, no tienen quién las defienda. Incluso en una oportunidad hablamos de un caso particular y llamó a Guzmán, para que me atendiera. Cosa que hizo en su oficina; pero sin resultado alguno. Nunca reconoció el crédito.Le hice la broma, que tenía un acuerdo con la exdirectora de la DEI, para que no le hiciera caso a sus peticiones. Disgustado me dijo nunca le fallo a los amigos. Pero el crédito, no se ha reconocido.

Bloqueado el RTN, las empresas –las más débiles– no tienen otra alternativa que cerrar y contribuir, en contra de su voluntad, con el desempleo que crece en forma acelerada, aumentando la pobreza que más que una vergüenza, es una prueba de la incapacidad para hacer las cosas bien. Pero como acostumbro, celebro lo bueno que se quiere hacer. Las palabras de JOH, dan esperanzas de rectificación. Y si logra establecer un sistema donde la gente pueda quejarse y protegerse, ayudará mucho a que la tributación se vuelva más lógica y racional. Si no dejan trabajar a los empresarios, no les pagarán, por imposibilidad manifiesta. Y esto, no lo debe permitir. Porque se trata de crear riqueza para que el pueblo viva mejor. Albricias, Presidente. Siga adelante. Ese es el camino correcto.

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