LA MANO INVISIBLE

LA MANO INVISIBLE


Editorial La Tribuna

“LAS remesas familiares enviadas a Honduras, principalmente desde EE UU, crecieron un 6.7% en los primeros siete meses del 2016, con relación al mismo período del 2015, hasta alcanzar 2,162.2 millones de dólares”. En ese lapso, los compatriotas que residen en otros lugares enviaron 132.5 millones de dólares más que el año pasado. O sea que de continuar esa tendencia, las reservas monetarias del Banco Central recibirían un tremendo apoyo. De los 3,726.7 millones de dólares que ingresaron el año pasado, la cifra superaría los 3,950 millones de dólares este año. A lo anterior agreguemos que “los productores hondureños esperan que el 2016 sea uno de los años más rentables para las cosechas de granos básicos con estimaciones que se acercan a los 18 millones de quintales entre los tres principales alimentos que se producen en el campo”.

Lo anterior indica que si el país está produciendo más de su alimento, incluso exportando frijol, no ocupa este año, para cubrir la demanda nacional, importar las altas cantidades de granos como en años anteriores. Si los ingresos de las remesas familiares aumentan, si el país se ahorra divisa es porque está produciendo más alimento en el campo para abastecer la demanda local, y si además computan cuanto ha sido el ahorro en el pago de la factura petrolera por la debacle en el precio del crudo, todo lo cual disminuye la presión sobre la moneda, ¿cuál es la necedad de la autoridad del Banco Central de Honduras de continuar el acoso al lempira? Siguiendo instrucciones del FMI, una vez que saltaron la tranca de los 23 lempiras por dólar, en unos pocos días ya lo tienen a 23,0443 lempiras por dólar. Esa es la depreciación más veloz que ha experimentado la moneda en épocas recientes. De centavito en centavito, están encareciendo todas las materias primas que importa la industria nacional, artículos esenciales para la subsistencia, las medicinas, el vestuario y todo lo que el país no confecciona localmente. ¿Por qué creen que si a la gente le preguntan, aparte de la desocupación, cuál es el problema que más la agobia, responde que es lo caro que está la vida? El Bantral jura que tiene la inflación controlada ¿Esas cifras reflejan el volumen de todo lo que se importa que el consumidor compra más caro con cada puchito de centavos que el lempira se desvalora todos los días?




Citamos una referencia prestada. “Por cada lempira que los hondureños producimos 65 centavos se gastan en bienes importados”. Por eso es que la gente siente –pese a la dizque controlada inflación del Bantral– que su vida cada día es más cara. Casi dos terceras partes de lo que compra localmente es más caro por efectos de la devaluación. Y si de repente los precios del crudo comienzan a subir, como ya está sucediendo por el fuerte descenso de las reservas de gasolina en los Estados Unidos, abróchense los cinturones. No hay cosa que más disguste a la gente que el deterioro de su presupuesto familiar. El prójimo –por falta de explicación y cultura de estas cosas– cree que el precio del dólar solo afecta al que se va de viaje a comprar a los Estados Unidos. Ignora que el precio de todo lo que compra localmente, traído de afuera, aumenta por la devaluación. Entonces, ¿a quién creen que van a echarle la culpa de esa mano invisible que atenta en su contra? ¿A los burócratas del Bantral o a las aves agoreras del FMI? Quien sabe.

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