Mini marchas políticas ¿intimidatorias?

Por Boris Zelaya Rubí

“…las democracias avanzadas, después de la Segunda Guerra Mundial, aprendieron la lección y no permiten ni toleran políticos que mientan o engañen a los ciudadanos, obligándolos a dimitir en cuanto tienen conocimiento cierto, de que un político ha mentido en sus afirmaciones o en sus actos, haciendo lo contrario de lo que había prometido o engañando a otros con sus artimañas y falsedades”.

La convocatoria de Manuel Zelaya Rosales, a las marchas en varios puntos del territorio nacional el día sábado recién pasado, después de la calistenia efectuada con los universitarios, demostró que en algunos lugares, ya no son la fuerza intimidatoria que manchaba paredes y dañaba la propiedad privada. La fuerza inicial y sus principios se han ido diluyendo, a medida que ha expulsado miembros sobresalientes de sus filas, los liberales que se les habían unido no vislumbran ningún cambio y están regresando a su partido de origen, el que después de las elecciones generales y el triunfo nacionalista, se convertirá en la segunda fuerza política del país.

Las estrategias inconsistentes y ambiguas, de quienes son los aspirantes a la candidatura por los partidos, solo confunden a los electores, que miran poca seriedad y falta de contundencia entre los llamados máximos dirigentes o dueños de los partidos políticos.

Si el mandatario actual participa en las próximas elecciones generales, el tal “Mel” repetía que haría lo mismo, lo que confirma su verdadera intención, o forma parte de sus erráticas estrategias. Es muy preocupante cuando manifiesta a manera de intimidación, que si el gobernante se decide por la reelección“hay varias formas de bajarlo, no hay solo una, hay muchas formas”.

Ha llegado al colmo de irrespetar las corrientes internas de su partido, imponiendo a su esposa para seguir con su estrategia política, eliminando del camino al abogado Rasel Tomé y a los periodistas Esdras Amado López y David Romero, así como uno que otro soñador de los “indignados”, gente que fue de su absoluta confianza ¡mal paga el diablo a quien bien le sirve! Como bien dicen, se debe aborrecer y rechazar a los mentirosos, son los enemigos del pueblo porque dificultan la prosperidad que debe basarse en el esfuerzo personal y el trabajo honrado.

El Partido Nacional tampoco está exento de pecados, por ahí anda un autonombrado candidatopreguntando a grupitos de azules, si están de acuerdo con la reelección, insinuando con disimulo que él podría participar, siempre y cuando el actual mandatario (que hasta la fecha no se ha pronunciado al respecto) desista públicamente del deseo de las mayorías cachurecas ¡mejor no me ayudes compadre!

Solo falta que se vote en ausencia por aquel que inició la consulta de reelección y le impongan la banda cuando finalice su cautiverio, al fin y al cabo, como dicen los eternos diputados del lado oscuro, en Honduras todo se puede. Esperamos para bien de nuestro terruño, que la MACCIH, intervenga de alguna forma y controle las contribuciones económicas para las campañas políticas o la “compra de votos”, pues la izquierda internacional está perdiendo socios, todos saben que su accionar fundamental es permanecer gobernando indefinidamente, pero para los ñangaritas de cafetín eso es “correcto”, y el dinero que tanto le hace falta a sus pueblos se los envían a otros, quizás para promover la creación de una potencia de izquierda latinoamericana ¡van a morir engañados!

El pueblo no debe dejarse sorprender con el resultado de encuestas amañadas, los candidatos que llaman a la insurrección, son los que caminan con la derrota al lomo, su desesperación por el dinero fácil y las mieles del poder los tienen desvariando y muy lejos de la realidad.

De rodillas solo para orar a Dios.