¿Reelección o no? La guerra de los bisnietos
¿Reelección o no? La guerra de los bisnietos
Por Benjamín Santos
Y en algunos casos de los nietos. Pitirim Sorokin, sociólogo norteamericano de origen ruso (1889-1968), creador de la cátedra de sociología en Harvard, después de haber sido expulsado en 1922 de la Unión Soviética, enunció la teoría pendular de la historia indicando que los hechos históricos no solo se repiten sino que el camino que recorrieron en un espacio determinado de tiempo, al repetirse, lo recorren de regreso, como un péndulo. Esto contradice lo que se repite constantemente en el sentido de que los hechos históricos son individuales, únicos e irrepetibles a lo que se alude cuando se dice que algo es histórico. El autor y la teoría la escuché por primera vez de boca de mi maestro Alejandro Rivera Hernández, que murió el 1 de agosto de 1968 cuando era su alumno en la Facultad de Derecho de la UNAH, ahora propiedad de doña Julieta. El tema de esta columna se me ocurrió en la madrugada de este viernes 19 de agosto, mientras trataba de conciliar el sueño ya que con mi esposa somos incompatibles hace casi 50 años en el horario de dormir, ella se acuesta cuando yo estoy listo ya para levantarme, cuestión de costumbres adquiridas en la niñez entre personas que son, una de origen campesino y la otra de origen urbano. Digo esto por si lo que digo está fuera de toda verdad a fin de que lo atribuyan al insomnio.
Es que en la semana que termina lo más divertido e interesante fue la confrontación entre quienes proponen la reelección y quienes la adversan, pese a que el Presidente Juan Orlando no se ha mostrado directamente interesado en tomar partido a su favor en vista de que está consciente de que juró una Constitución que en su momento prohibía la reelección y como hombre de occidente es fiel cumplidor de sus promesas. Ha estado aguantando la presión de quienes a toda costa quieren que siga cuatro años más por los méritos de su gestión como gerente del Estado. Aunque nadie ignora que detrás de toda lucha política se esconden intereses personales y de grupo. Sobre el tema ya he fijado mi posición en artículos anteriores y no la voy a repetir. Pues resulta que quienes ahora están a favor o en contra de la reelección son los nietos y bisnietos de quienes tomaron parecidas posiciones cuando la reelección de su General Carías. Don Tiburcio fue electo en 1932 para cuatro años de acuerdo a la Constitución de 1924, creada todavía bajo el fragor de la guerra civil de ese año, la más cruenta de todas y que rigió los períodos presidenciales de Paz Barahona, de Mejía Colindres y la primera parte del de su General. La elección de Paz Barahona después de tan inhumana guerra civil (No hay guerra humana) hizo exclamar a Paulino Valladares desde El Cronista: ya tenemos Paz Barahona, ahora queremos paz.
Ahora se plantea de nuevo (gracias a la teoría de Sorokim) la misma situación, nada más que entre los nietos y bisnietos de los protagonistas de entonces. Se exceptúan los descendientes de Zúñiga Huete, caudillo liberal de aquel tiempo y del mismo Carías, porque pese a la indiscutible vocación política del caudillo que luchó diez años por llegar al poder y permaneció dieciséis en el mismo, los descendientes no heredaron esa vocación. ¿Lo duda? Bueno, “Kike” Ortez, mi querido compañero de labores en otros tiempos, es nieto de Ortez Pinel, líder liberal y vicepresidente de Villeda Morales. El hombre de los chocoyos, prominente diputado y líder de la reelección, es nieto de Antonio C. Rivera, presidente del Congreso en tiempos de su General, fervoroso reeleccionista en su tiempo. El diputado por Santa Bárbara, Pérez López, el hijo de doña Thelma, la exdiputada, es bisnieto de don Romelio Tinoco, hombre de confianza de su General en Ocotepeque al lado de don Julián Mejía, seguro que don Juan, el papá del presidente, aunque de origen humilde, también anduvo esos caminos. Castillo Callejas desde el MONARA y en el PN está en contra, igual que su abuelo Venancio, yerno de don Policarpo, lo hizo contra su General. No queda tiempo, espacio ni ánimo de elaborar la genealogía de quienes apoyan o adversan la reelección hoy, pero para ejemplo un botón. Aquellos tiempos del siglo 20 no son los de hoy. Algo deberíamos haber cambiado, siquiera un poquito más de tolerancia y la calidad del debate ¿Será que vamos a prorrogar el período a seis años como entonces y luego…? ¡Que viva JOH!
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