Oposición política dividida

Oposición política dividida


Por: Nery Alexis Gaitán
Una oposición política fuerte y unida presenta batalla al gobierno de turno. Se encuentra expectante ante los desafueros de la administración gubernamental y en alguna medida ayuda a que no se cometan excesos de ningún tipo.

Pero en Honduras, el país de lo imposible, la oposición política solo se preocupa de sus mezquinos intereses partidarios. No le interesa hacer una oposición crítica del acontecer nacional, ni mucho menos elaborar análisis económicos o sociales. Los intereses de las mayorías no son parte de su agenda política.

Los partidos de oposición pasan enfrascados en sus luchas internas, todos sus dirigentes sufren de un ansia de poder desmedida. Caciques de sus feudos, no toleran que nadie les cuestione su poderío. La verticalidad arbitraria los caracteriza.

Tan es así, que en este período de gobierno la oposición es amplia mayoría en el Congreso Nacional, pero desunidos no han aportado nada beneficioso al país, más que sonar silbatos y generar violencia en el hemiciclo legislativo. Pudieron hacer la diferencia, conformar la directiva, legislar leyes a favor de los pobres; en síntesis, desarrollar una agenda a favor de los más necesitados, pero nada de ello ha sido posible. Diríamos que son unos traidores a la patria.

Y es que lo único que motiva a la oposición política es la posibilidad de obtener una cuota de poder para hacerse con beneficios de todo tipo. Esa es la realidad; por ello, entra en componendas con el gobierno de turno, el nacionalista, para apoyarlo en sus fines políticos. La oposición se compra y se vende al mejor postor, eso es innegable.

En este momento están con el circo de la reelección. Aparentemente están en contra de la misma, pero en privado la apoyan completamente. Un ejemplo de ello es Manuel Zelaya, quien en público dice que está en contra, pero desde hace tiempo anda en una intensa campaña política promoviendo su repitente candidatura presidencial. Situación que no le ha salido muy bien ya que sus eternos segundones se le han rebelado y les ha picado el gusanito de la “presidentitis”, y no admiten que Zelaya sea postulado de dedo, razón por la cual van a elecciones internas. Aunque el caudillo y dueño absoluto de Libre se lamente a mares.

Triste es el papel que le ha tocado representar en este alboroto al Partido Liberal. Acéfalo, sin un guía prudente y con poco valor político, se ha plegado al juego sucio de Zelaya. La agenda política del liberalismo se encuentra en desuso y no presenta opciones para que el pueblo los siga en una lucha por el bien del país. Creen que solo con que digan no a la reelección, que ya todos sabemos es ilegal, van a recobrar el poderío de antaño.

El PAC ha llegado hasta el ridículo, Salvador Nasralla es un bufón de circo que no siempre divierte, es más, ya nos tiene hastiados con sus poses megalómanas, autoritarias y de desprecio a todo aquel que no le rinda pleitesía. Los otros partidos son insignificantes y desde siempre han sido incondicionales de quien gobierna.

En Honduras no existe una oposición política seria que analice los acontecimientos nacionales en aras del bienestar común. Los políticos de siempre creen que el pueblo es tonto y nunca les va a pedir cuentas, pero están muy equivocados. Necesitamos una oposición política honesta y que se interese por el bienestar de los pobres, que es casi toda la población hondureña.

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