Para evitar la reelección aún queda el referéndum

Para evitar la reelección aún queda el referéndum

Por: Armando Cerrato
Producto de una repetida aberración jurídica de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia y a petición del Partido Nacional de Honduras, la figura del plebiscito se diluye en el horizonte político de esta nación centroamericana a la que sin lubricante alguno el Presidente Juan Orlando Hernández Alvarado mete la reelección.

Titiritero de primera el mandatario mueve tras bambalinas los hilos que dan vida a la cúpula de su partido, hoy por hoy uno de los más organizados y disciplinados de Centroamérica, a grado tal que para darle algún tinte de legalidad (¿?) a su anhelo reeleccionista, alienta la posibilidad de tener la oposición interna de la corriente MONARCA del expresidente Rafael Leonardo Callejas, sin él al frente, porque se encuentra a la orden de la justicia de los Estados Unidos.

También ha querido darle un baño de popularidad y por ello su partido recolectó, compró y presionó de diversas formas a 1.5 millones de nacionalistas para que firmaran una petición a los diputados al Congreso Nacional para que, la para ellos, aprobada reelección, sea reglamentada tal como la de Estados Unidos de América, por tan solo un período más para quien detente o haya detentado el poder.

Y no paró ahí, dio una demostración de fuerza con megadesfiles de partidarios en varias ciudades del país, a un costo de 175 millones de lempiras -según estimaciones de los opositores- en gastos de transporte, comida, bebida y pago de activistas y bases movilizadas, minimizando mediáticamente una megamovilización de tres partidos y una fracción de otro de los opositores en contra de la reelección.

Aprovechando que la oposición es timorata, conformista y acomodaticia, los fríos, calculadores, manipuladores y poderosos económicamente nacionalistas, mediante maniobras sucias y perversas y sin ser mayoría lograron cambios importantes en al Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia para que los nuevos magistrados les aprobaran una petición de quince diputados y el expresidente Callejas, declarando inconstitucional el artículo 239 de la Constitución y la inaplicabilidad de sanciones penales en el Código respectivo para aquellos funcionarios públicos que hablen, propongan y alienten la reelección presidencial, el fallo fue ratificado recientemente por otra sala de lo constitucional electa por el Congreso a gusto de los nacionalistas contando con importante número de votos favorables de la oposición.

Según el fallo el artículo constitucional y el del Código Penal vulneraban la libre emisión y expresión del pensamiento como derecho humano reconocido universalmente en la convención de que Honduras es signataria y que por su supranacionalidad está sobre las disposiciones constitucionales.

Para varios juristas nacionalistas que hasta 34 años después de vigencia de la Constitución se dan cuenta que la misma contiene irregularidades inconstitucionales hay que regular la reelección para que no sea continua. Pero la mayoría de los juristas hondureños y analistas muy lógicos, no hay nada que reglamentar, pues no existe en toda la Constitución actual referencia alguna a la posibilidad de que haya reelección presidencial, es más para hacerla efectiva aún impuesta habría que reformar otros artículos que impiden la misma.

En medio de polémicos y agrios debates, los opositores al gobierno nacionalista que aspira a un régimen de ese signo por cincuenta años consecutivos, de los cuales ya lleva seis, y que no están cerrados a la reelección en sí, sino a la forma en que se quiere imponer, propusieron en el Congreso Nacional la realización de un plebiscito para preguntarle al pueblo si quiere o no la reelección presidencial, los mismos nacionalistas se unieron a la petición pero proponiendo además once preguntas más todas ellas referentes a los programas de gobierno en desarrollo y que a su juicio gozan de la simpatía popular.

Enredado el asunto, la comisión de dictamen decidió fundir todas las peticiones de plebiscito y solicitar a la Corte Suprema de Justicia un pronunciamiento sobre la aplicación de esa figura solicitada en el Congreso y porque según ellos la Constitución manda que el plebiscito solo se puede aplicar para resolver mediante consulta popular aquellos asuntos sobre los cuales no se haya pronunciado un poder del Estado.

La Corte, atendiendo a que ya se habían emitido dos fallos de su Sala de lo Constitucional, se abstuvo de hacer valoración alguna del tema dando a entender que para ese poder del Estado la cosa ha sido juzgada y el fallo es inmutable, de aplicación general y obligatoria, por lo que hasta el beligerante presidente del Congreso, el nacionalista Mauricio Oliva, muy envalentonado y seguro tras una perorata política de barricada sometió a votación la posibilidad de realizar un plebiscito obteniendo el voto negativo, ganando la elección que para poner en vigencia la medida debía reunir mayoría calificada de votos (86 de 128 diputados) que la oposición unida no logra reunir.

Para los nacionalistas que aún festejan la posibilidad de mantenerse en el poder vía reelección presidencial, el que la oposición haga uso ahora de la figura jurídica del referéndum y solicite un juicio político por traición a la patria para quienes proponen la reelección presidencial no cabe en sus cálculos pero la Constitución sí contempla tal cuestión, incluso podría pedirse un referéndum revocatorio para magistrados de la Corte Suprema de Justicia pues sus cargos son de elección de segundo grado no popular como la de los diputados, alcaldes, presidente y designados a la presidencia de la República cuyos cargos son irrenunciables por ley.

No se podría pedir un referéndum para un juicio político y su revocación del cargo, para el Presidente de la República Juan Orlando Hernández Alvarado, a quien más favorece la reelección y quien es la cabeza, aunque invisible de la misma, porque muy inteligentemente se ha abstenido hasta de hablar en torno al tema, y cuando se le insiste para que lo haga, contesta que lo dejen trabajar porque para eso fue electo y es lo que el pueblo quiere.

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