Incapacidad sanitaria e impotencia socia

l

Por Aldo Romero
Periodista y catedrático universitario

Cuando en noviembre del 2015 la ministra de Salud Yolani Batres y su equipo de trabajo, encabezaron el lanzamiento de un “plan nacional y estratégico contra la enfermedad del zika” tranquilizó en parte a la población el anuncio de que en el país ya se contaba con los reactivos necesarios para realizar las pruebas y detectar casos sospechosos.

A inicios del 2016, el Presidente de la República decretó “Alerta Nacional” contra el dengue, zika y chikungunya y anunció que se intensificarían las medidas de acción para atender con especial énfasis las zonas consideradas de mayor riesgo, mismas que incluían labores de limpieza comunitaria, operativos de fumigación y aplicación de sustancias que destruyen la larva del zancudo entre otras.

Apenas seis meses después el país está más que en emergencia, en una crisis insostenible que parece agarró fuera de base a las autoridades gubernamentales y a la misma sociedad en general.

Como ya es una constante en la Secretaría de Salud, la falta de planificación de sus autoridades volvió a pasarle factura a la población, y ya no se trata de temas puramente administrativos, porque de esos pudiera mencionar muchos que pondrían en evidencia la falta de capacidad organizativa y gerencial de esa cartera ministerial por años, se trata de la incapacidad para tomar decisiones, y asumir acciones concretas para garantizar la salud de la población o minimizar el impacto de las crisis.

Los más de 20 recién nacidos con microcefalia asociada al virus del zika, y que a finales de año pudieran multiplicarse a más de 500 ponen al país en condiciones de alarma sanitaria y que si bien no es responsabilidad directa de las autoridades, queda la incertidumbre de porqué se tomaron medidas tardías conociendo del impacto y gravedad del virus desde mucho antes, pues ya se habían presentado casos en Brasil, Chile, Colombia e incluso Guatemala y Panamá.

Honduras es a nivel regional, el país con más alta incidencia de casos de zika, el de mayor número de recién nacidos con microcefalia asociados al virus y junto a El Salvador el país en donde los casos de Guillain-Barré se multiplican de manera alarmante y se convierten en una nueva amenaza.

La estrategia nacional por alerta contra el zika no dio mayores resultados y la misma se quedó a nivel de campañas muy superficiales de información y comunicación, mientras el sistema sanitario nacional, como ya había sucedido con el dengue y el chikungunya, mostró que no está preparado para atender emergencias como esta.

Si bien en estas enfermedades transmitidas por el zancudo existe responsabilidad compartida, pues es la ciudadanía la encargada de vivir en zonas limpias y libres de larvas, no menos cierto es que el mismo Estado y la Secretaría de Salud contribuyen a la propagación de epidemias y enfermedades en gran escala, al someter a la población a la escasez de agua, servicios ineficientes de recolección de basura, deterioro de los sistemas de aguas negras o inexistencia de los mismos, falta de controles eficientes en los centros de salud y hospitales e insuficiencia de medicamentos básicos entre otros.

@aldoro/alromeroz@hotmail.com

Comentarios

Entradas populares