EL ARDID

EL ARDID


Editorial La Tribuna

SI hay gente aquí desilusionada con la enmarañada madeja política, que todo enreda y que mantiene al auditorio en perenne incertidumbre sin la posibilidad de un debate serio de los urgentes problemas nacionales, o de propuestas creativas que nos ayuden a salir del marasmo, siempre hay consuelos. Nada sucedió en la OEA con la iniciativa del secretario general de invocar la Carta Democrática. Los “ocho con yo” siguen de mediadores de un diálogo –autorizado por el “club de presidentes”– donde las partes en conflicto no se han sentado a platicar. Y en cuanto a cómo manejar la oposición es cuestión de agotarlos por cansancio. El diálogo, o el amago de diálogo, solo ha servido de tregua al régimen; para ganar tiempo. Mientras los días corren, lo urgente se posterga, las cosas se olvidan y mengua la presión de la comunidad internacional. ¿Creen ustedes que vaya a haber consulta para revocar el mandato del autócrata venezolano este año? ¿O será hasta el próximo año cuando entraría en efecto el estratagema ideado por la autocracia para no entregar el poder? Si el revocatorio fuese este año y lo pierde el oficialismo, es obligada la salida del presidente e inminente la convocatoria a elecciones.

Según el último sondeo de opinión, un 73 por ciento de los venezolanos votaría a favor de remover a Maduro del cargo, al tiempo que el 67 por ciento de los consultados dijo que el país solo comenzará a salir del atolladero con la salida del gobernante y la realización de nuevas elecciones presidenciales. Pero el oficialismo ya días destapó cuál era la treta, sin desviarse un ápice de la salida contemplada en el propio texto constitucional: Si la consulta se realiza el año que viene y la pierden, entonces asume el vicepresidente hasta finalizar el período. Aquí es donde entraría en juego el ardid claramente expuesto por el verdugo del garrote en su programa “con el mazo dando”: “Asume el vicepresidente, este nombra a Nicolás de vicepresidente, renuncia a la semana siguiente y vuelve a quedar Nicolás”. La presidenta del Consejo Nacional Electoral (CNE) acaba de fijar un calendario a la oposición prácticamente imposible de cumplir. “La recolección de cuatro millones de firmas (20% del padrón electoral) necesarias para convocar al referendo se realizaría a fines de octubre, lo que cayó como un balde de agua fría al bloque opositor. Una vez recolectadas las firmas –para lo que cuentan con apenas tres días– el CNE tendrá “entre 28 y 29 días” para verificarlas”. “Y de ser avaladas, se convocaría al referendo para que se efectúe en un plazo máximo de tres meses, lo que podría llevar hasta fines de febrero o inicios de marzo del 2017”.

Quince países de la OEA, Argentina, Belice, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Guatemala, Honduras, México, Panamá, Paraguay, Perú, Estados Unidos y Uruguay, “pidieron en una declaración conjunta que no haya demora en el proceso del referendo revocatorio que promueve la oposición venezolana contra el presidente del gobierno”. La doña presidenta, que le hace los mandados al jefe supremo en ese tribunal electoral, acusó al “imperio” de estar detrás del comunicado y respondió que “acosar al poder electoral y a sus funcionarios es un intento por torcer la vía constitucional”. Así que anímense, que aquí las cosas, por feas que luzcan a muchos, si se compara a la calamitosa situación que atraviesan allá los venezolanos, son pasaderas.

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