Honduras desgarrada
Honduras desgarrada
Por Patricia Murillo Gutiérrez.
País de las paradojas más insólitas es el nuestro. Y algunas son tan deshumanizantes que rompen el mínimo de sabiduría colectiva, que como pueblo debería guiar nuestro actuar. Un nivel sabiamente aceptado, para encontrarnos como grupo, sin dejarnos caer en el abismo de la mala vida y poder sobrevivir con esperanzas.
Cierto que las dolencias de la humanidad son muchas y de todos los colores y horrores. Desde saber que capturaron, al terrorista llamado el Bullduzzer, de la formación criminal ISIS, activo decapitador y cuya especialidad era cortar las manos y los pies de los niños, hasta las masacres en las universidades del país más “desarrollado” del Planeta, Los Estados Unidos.
Pero en Honduras hace ratos rompemos los records, saltamos las bardas de lo inimaginable, especialmente recrudecido ese fenómeno de la grosería al infinito, cuando gobiernan las cúpulas cleptocráticas de un Partido Político, que lleva los colores azul y blanco como maquillaje, pero a cuyo interior, tiene el mal como su ADN. Hablamos del Partido Nacional, o más bien de sus amos y señores.
Tienen sus dirigencias, una experiencia o modernamente, un “expertisse” probado en la maldad e históricamente han sido los promotores de las mayores tristezas sufridas por el pueblo hondureño.
Llevan en su alforja hipermillonaria, las monedas, los favores y las canonjías inimaginables, capaces de hacer matrimonio con sus afines, las cúpulas del Partido Liberal, llegando a pervertir las dirigencias de casi todos los partidos emergentes, al extremo que hoy, se han enfermado de poder y de maldad disputándose entre sí, las migajas que caen de la mesa del amo, llenándose del pecado original del nacionalismo: la corrupción.
Manejan los dueños del PN, el ABC para llenar de pudrición a una sociedad y hacerla retroceder décadas, en cuestión de meses.
Diría que son los sabios más criminales que uno puede imaginar. Con esa sabiduría encarnada en los antivalores, pero afianzada en su infinita capacidad para perfumar el hedor de las tumbas que van abriendo.
Un ejemplo que refleja esa genialidad para el mal: el reclamo dolido y certero del doctor Samuel Santos, presidente de la sociedad de Neonatología en Centro América y del Capítulo Regional del Colegio Médico de Honduras en San Pedro Sula, al señalar que al estar utilizando cintas para amarrar el cordón umbilical de los recién nacidos en el Instituto Hondureño de Seguridad Social, IHSS, han hecho retroceder décadas a la Medicina.
Y sería bueno preguntarle al actual director del IHSS en San Pedro Sula, doctor William Castro, si el abandono de su hospital es obra de Dios o del diablo. Ya que por acción o por omisión, ha sido coparticipe del deterioro del mismo.
Cual maratón olímpica, la africanización de Honduras marcha a paso desaforado y lo más lamentable es que los tanques de pensamiento o “think tank”, de sus ciudadanos, especialmente, los que tienen llenos de títulos universitarios sus hojas de vida, no parecen reaccionar y callan.
O acaso será que perdieron su voluntad ética, científica y cívica, para vislumbrar lo que nos espera al vivir en uno de los países más degradados y degradantes del Planeta.
Sí que somos extraños, los hondureños y las hondureñas. El pensador francés, Blas Pascal, uno de los favoritos del escritor nacional Julio Escoto, decía hace siglos: “El hombre no es ni ángel ni bestia”. Y usted lector ¿qué opina? ¿A que aspira antes que se acabe su mortal vida?
Creo que una congoja perturbadora, un ansia suicida podría envolvernos, al entender la desdicha a que nos han sometido los que gobiernan.
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