Seguimos penando

Seguimos penando


Por Carlos A. Medina R.

Las instituciones internacionales que vigilan y contabilizan el comportamiento de los países en relación a la corrupción y la impunidad, desafortunadamente nos siguen dando notas negativas en cuanto a nuestro comportamiento como nación, y a consecuencia de ello no somos favorecidos con las donaciones como la Cuenta del Milenio, que solo la hemos recibido una vez, cuando el expresidente Ricardo Maduro le sugirió al expresidente George Bush que Estados Unidos le concediera esa ayuda a los países más pobres. Somos uno de los 70 países candidatos a recibir tal donación.
El Presidente Hernández Alvarado tuvo el valor de meter a Honduras bajo la lupa de Transparencia Internacional para que nos ayudara a limpiar nuestra casa, evaluando instituciones y sistemas culpables de los diferentes latrocinios, actos ilegales que nos colocan muy, pero muy bajo en la escala de evaluaciones en cuanto a los temas de corrupción e impunidad. Muchos hondureños opositores al régimen sin tener las pruebas, quieren enredar al Presidente en esos actos deshonestos, pero hay que aceptar con hidalguía que son muy pocos los países en el mundo que se han sometido a ese examen macro y microscópico de nuestro diario trajinar.
Muchos aducen que la República de El Salvador, en donde la corrupción es igual que la nuestra, el flujo de donaciones de la Cuenta del Milenio ya llegó a su tercer desembolso y creen que se debe a que El Salvador no retiró las tropas de Irak, como lo hizo Honduras en tiempos de “ Pepe” Lobo. No obstante, siendo eso harina de otro costal, lo que nos debe interesar es realmente limpiar nuestras instituciones, y en general todos los hondureños aprender a caminar en línea recta, porque las instituciones son el entramado burocrático en la cual trabajan seres humanos que somos los que las convertimos en fuentes de riqueza personal.
Transparencia Internacional en su capítulo hondureño ha denunciado la corrupción en las instituciones de seguridad pública y en menor grado, al Ministerio de Educación. De acuerdo a sus directivos se ha establecido una línea base que nos sirva en el futuro para darle seguimiento a esas instituciones del gobierno que han sido evaluadas en forma negativa, y otras que necesitan mejorar su comportamiento. La impresión internacional es que Honduras está haciendo esfuerzos por mejorar, pero el camino a recorrer es largo, tortuoso y difícil, pero en ningún momento imposible.
Somos un país de escépticos, de conducta negativa, capaces de vomitar toneladas de críticas a todo aquel que nosotros creemos que ha triunfado porque roba o está metido en negocios ilícitos, y en realidad, hay mucha verdad en lo que apuntan las lenguas filudas; sin embargo, también existe gente honesta que desea que la nación se haga una autocrítica, y nos referimos en este caso no solo al gobierno que cada cuatrienio elegimos, sino que a los ocho millones de catrachos que conformamos la nación hondureña.
¿Por qué es necesario desembolsar un billete de 100 o de 500 lempiras para que un miembro de la Policía cumpla con su deber? ¿Por qué un ciudadano no puede hablar con un jefe policial, exponer un problema y resolverlo sin pagar una coima, cuando el policía, si el solicitante está dentro de la ley, debe responder positivamente? ¿Cómo es posible que un policía tenga una cuenta bancaria de millones, si todos sabemos el sueldo que gana? Y finalmente ¿por qué no hemos podido limpiar a la Policía Nacional sabiendo que su comportamiento está muy lejos de ser legal y normal?
La mayor parte de los ciudadanos tienen miedo de decir la verdad o calzar un escrito con su firma, y actúan más bien utilizando seudónimos, demostrando una falta de valentía o una carencia de valores internos, que son parte de esa conducta nuestra de tirar la piedra y esconder la mano, de hablar con malicia mirando al suelo y de tenerle miedo a la verdad. Los hombres y mujeres que conformamos nuestra nación, sí queremos vivir en una mejor patria, estamos obligados a ser mejores ciudadanos para tener el valor moral de señalar los yerros y caminar con la cara levantada y los ojos al frente.

Transparencia Internacional y su capítulo hondureño hablan de corregir instituciones y reformar sistemas, y estamos completamente de acuerdo con ellos, pero respetuosamente yo agregaría que las instituciones y los sistemas aunque estén bien respaldados por leyes y reglamentos, jamás caminarán bien si los hombres y mujeres que las conforman no tienen columna vertebral y en vez de una masa cerebral llena de valores, su substancia gris está llena de neuronas podridas que en su conjunto, producen ese ciudadano hondureño que tanto daño ha causado al país.

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