La madre de las explicaciones
La madre de las explicaciones
Julio Escoto
¿Y cuál es el furor -ha de preguntarse la derecha conservadora- que se tienen los izquierdosos con el tema del neoliberalismo, que no se lo quitan de la boca y arrastran con él lo humano y lo divino, pasado y porvenir, tratando de achacarle los absolutos males de la tierra…? Que el Consenso de Washington, que las capitulaciones de Santa Fe (¡no!, eso fue con Cristóbal Colón), que banco mundial y fascismo; en síntesis, la ridícula teoría de la conspiración otra vez…
Debí procesar abundante glucosa para explicar a mis alumnos, al más alto nivel de su obvia incultura, que siempre ha habido imperios, los que se sostienen únicamente por el amontonamiento de riquezas, formas productivas y apoderamiento de recursos naturales. Pero como muchos no los tienen invaden otras regiones terráqueas donde haya y los explotan para su mayoritario beneficio. Francia debió ocupar territorios en América, Asia y África para sustentar su voracidad por oro, plata, otros minerales. Inglaterra se concentró en el aprovechamiento de la baratísima, casi esclava mano de obra de sus colonias: la ganancia toda partía a la isla Bretaña. Bélgica, tan minúscula como ambiciosa, cometió los crímenes más horrorosos en Congo, de lesa humanidad, con tal de sostener su artificial y regio tren de vida. Y no digamos Alemania y luego Rusia, y antes Babilonia y Egipto, y los emperadores chinos y…
El imperialismo del presente no es de un país sino de capital volante y sin nacionalidad, si bien puede radicar sus oficinas en New York, Luxemburgo, Ciudad del Este o Suiza. Pero su propósito es siempre igual: extraer, sorber, expoliar, chupar, derivar, explotar, rentabilizar y nuevamente capitalizar los recursos del orbe, pertenezcan a quien pertenezcan…
Pero como ya no se estilan las guerras de invasión se conquista (presiona, fuerza, doblega, humilla, compra) a los gobiernos, donde siempre hay apátridas y serviles congresos dispuestos a hipotecar su propia madre. Mediante estos es fácil adquirir los bienes de la república, sea en totalidad (ciudades modelo) o en concesión, para luego trampear los impuestos al Estado, como se conoce que hacían las empresas fruteras del siglo XX.
Pero, particularmente, la maniobra primaria de la estrategia neoliberal es volvernos consumidores, mejor si furiosos consumidores. Centroamérica es, ende, no 40 millones de personas sino de compradores, panorama ideal. Y para educarnos en los vicios de la acumulación envían a las iglesias neopentecostales, que alienan mentes obsesionándolas con el más allá, no el más acá; condicionan la educación para que forme servidores, no emprendedores (el presupuesto público aprobado para 2016 dedica 53% a defensa y 9% a educación); exaltan al libre mercado y la empresa sin regulación estatal y generan éticas egoístas, no de solidaridad.
Y el último paso es endeudarnos hasta la coronilla, pues quien debe pierde la independencia e incluso la identidad. Chávez relataba que el FMI propuso a Venezuela construir tres megahidroeléctricas en el Orinoco, dos de ellas innecesarias, sólo para absorberle por cincuenta años los réditos del petróleo. Bolivia -la mejor economía latinoamericana- comenzó a crecer sólo tras nacionalizar el estaño y el gas natural (recibía US$. 400 millones al año, hoy 6000 millones), similar que Panamá con el canal (US$. 800 millones antes, más de diez mil ahora). Al neoliberalismo no le conviene que nos eduquemos, pensemos, analicemos, culturicemos, ahorremos (excepto en sus bancos) ni que seamos libres. Por eso es imposible ignorarlo.
Tan sencillo que es a veces explicar lo complicado…
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