… Se “hormigó”…
… Se “hormigó”…
Por Jonathan Roussel
Es evidente que estamos en serios problemas. La criminalidad ha crecido tanto que parece que supera las fuerzas del orden público. Ya no son pandillas juveniles. Ni niños que puedan controlarse en centros juveniles de readaptación. Así como se lee. Y no puede ser combatida por policías llorones. Ni por generales mentirosos.
Tampoco necesitamos jueces y fiscales cobardes.
Los dos gobernantes anteriores perdieron el tiempo. Frases tontas como aquella de Mel Zelaya “no me amenaces” y Pepe con la suya, más tonta aun, “en mi lomo no van a bailar”, provocaron risas y chistes y mientras el bajo mundo se organizaba reclutando jóvenes y adultos y conseguía armas (provistas por policías y militares) los funcionarios celebraban aquellas “genialidades”.
Después de pasar por tanta indiferencia hemos llegado, atónitos, a escuchar “que este país es una mierda” y no merece ningún respeto ni consideración y debe terminar tal como lo dijo el pariente de una de las víctimas de una reciente matanza. Debe quedar muy claro que yo no creo que la afirmación sea cierta pero quien la pronunció tiene razón ante el dolor y la impotencia.
Sociólogos dicen, falta de oportunidades. Especialistas afirman, familias desintegradas. Unos atarantados juran que es el resultado del golpe de Estado y así por el estilo. Nadie dice que es tarea y culpa de todos. Y siguen las ejecuciones adornadas por palabrejas que resultan beneficiosas para las pandillas: exclusión, injusticia, derechos humanos y cortes internacionales.
Estamos hablando demasiado. El propósito desautorizar la autoridad. Anular las acciones gubernamentales es la motivación de otros y la gran mayoría habla sin saber lo que dice. Y así poco a poco nos hemos convertido en defensores de los irregulares produciendo una especie de impunidad.
Hay que estar claros y pensar en lo siguiente: una excandidata presidencial repitió hasta el cansancio “los militares a sus cuarteles”. Y otro excandidato presidencial afirmó el gobierno planificó las matanzas para pedirle dinero a los Estados Unidos. Irresponsables los dos y el resultado, más libertad e impunidad para quienes nos atacan sin piedad.
Si seguimos por ese camino el país perderá la batalla contra la criminalidad y todos saldremos dañados. Se necesita la colaboración de todos. Sin excepción. No podemos imaginarnos cómo estaríamos sino hubiera militares y policías luchando a brazo partido patrullando caminos y pueblos, día y noche. Si el Presidente de la República se sintiera vencido y dejara de luchar, por lo menos nos habrían quitado las viviendas, como ya le ha pasado a muchas familias y estarían ocupadas por otros o ya estaríamos en el más allá.
La muchacha que ayuda con los quehaceres de mi casa es del occidente de Honduras. Usa modismos simpatiquísimos para expresar sus pensamientos. Hace unos días le dije: – Rosa guárdeme este refresco, más tarde me lo tomaré. Y así fue. Lo guardó.
Una media hora más tarde le dije: por favor tráigame mi refresco y me respondió: no se puede, “se hormigó”.
Quería decirme se dañó. Se llenó de hormigas.
Digamos entonces el país se nos está “hormigando”. Se está dañando.
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