Competitividad y formación docente

Competitividad y formación docente


Por: Aldo Romero
Periodista y catedrático universitario
Existe una popular leyenda, muy bonita y reflexiva, que cuenta que en Japón, los profesores son los únicos que no hacen reverencia al emperador porque sin ellos no habría emperador, y aunque la historia no es cierta, porque la reverencia en este país asiático no es sinónimo de sometimiento, por el contrario, es un arraigado aspecto de cultura y educación, deja una enseñanza significativa en relación al rol que juegan los educadores en la formación de las sociedades.
La formación docente es la clave para lograr un verdadero cambio educativo, la calidad de la educación debe comenzar con la profesionalización de los maestros, sin embargo, es de hacer notar que este es un tema al que se le da muy poco valor,  en las escuelas, colegios y universidades, se siguen aplicando métodos de enseñanza que no cumplen con los estándares que hoy exigen las normativas académicas internacionales.
Para un docente, en cualquiera de los niveles de enseñanza en los que se desenvuelva, la calidad en su proceso formativo es fundamental, no pueden un educador mantenerse al margen del manejo de las diferentes competencias curriculares que le permitan desarrollar mayores capacidades personales y profesionales para cumplir con la tarea de formar a los futuros profesionales de su país.
Sobre la educación  y los docentes, se fundamenta el reto mayúsculo de generar un recurso humano capaz de elevar la competitividad y la productividad de los países,  dotándoles de los profesionales capacitados para  transformar su entorno de limitantes sociales  y convertirlas en oportunidades de desarrollo y crecimiento económico.
La competitividad hoy en día es un elemento que va de la mano con la calidad educativa, es un término cuyo concepto va mucho más allá de la simple habilidad de abrirse paso en el mundo laboral o empresarial, a nivel individual, ser competitivo es equivalente a ser poseedor de los más altos niveles de eficiencia para el desarrollo de ciertas tareas que nos presentan como un recurso humano apetecible para el mercado.
Las complejas transformaciones y cambios a los que se ha visto sometido el mundo globalizado, obligan a los sistemas educativos y a los profesionales de la docencia de los países en vías de desarrollo, a plantearse nuevos retos y a concertar políticas estratégicas con el fin de alcanzar la mayor fortaleza educativa posible en un contexto mundial en constante cambio.
En la era de la tecnología, la primera gran transformación debe ser pedagógica promoviendo el ejercicio de la investigación y la innovación como modelos prácticos de enseñanza, relacionando el conocimiento con las problemáticas sociales actuales con el propósito de hacer incidencia mediante la articulación de la teoría con la practica.
Invertir en educación debe ser una prioridad para fortalecer la competitividad del recurso humano y alcanzar desarrollo y crecimiento económico, lamentablemente, los esfuerzos por la actualización y capacitación profesional por parte de las autoridades no son del todo satisfactorios y los que se buscan a nivel personal son muy costosas y mal remuneradas.

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