ENTRE QUE LO CORRAN E IR SALIENDO

ENTRE QUE LO CORRAN E IR SALIENDO


Editorial La Tribuna

UNA vez más el país no logró superar los indicadores necesarios para calificar al Desafío de la Cuenta del Milenio, por lo que tendrá que continuar con el apoyo que recibe del Programa Umbral, destinado a mejorar la transparencia y eficiencia del gobierno. La desconfianza inició en la etapa previa a la crisis política –la cosa aquella– que golpeó al país y una vez que esta estalló lo corrieron del todo. De allá para acá, no ha vuelto a ingresar. Las razones para ello no son muy claras. La evaluación es basada en una veintena de indicadores. Lo que trasciende es que el país obtiene prácticamente iguales resultados a los del año pasado. Hasta donde se sabe “el nuevo informe de puntaje demuestra un modesto mejoramiento en el control de la corrupción y el Estado de Derecho, pero se observa un desempeño más débil en la calidad regulatoria”.
Como estos son temas complejos que solo los técnicos conocen –y los jueces que califican a los bailarines que participan en la competencia– la forma de llegar a los resultados evaden el entendimiento de gente común y corriente. No queda de otra que confiar en la explicación que “Honduras continúa pagando la cuenta de decisiones presupuestarias y de política de años anteriores”. Sin embargo, si en eso el país continúa empantanado, en otras áreas se reafirman importantes avances. Una es en la comunidad educativa, desde que pusieron orden en la Secretaría de Educación, dándole vuelta de calcetín a aquella parálisis del sistema educativo propiciada por conflictos entre la autoridad y las dirigencias magisteriales. Nuevamente vuelven los maestros, padres de familia y estudiantes a festejar, complacidos, más de los 200 días reglamentarios de clases sin nocivas interrupciones. Incluso hasta sus fiestas cívicas el país las celebra integrado; no como antes cuando una parte desfilaba calorizando los actos oficiales, mientras otro pedazo marchaba al ritmo del tumulto político del otro lado.
En otro aspecto crucial de la vida cotidiana. Pese a que aún hay zozobra y preocupación por los niveles de violencia –que continúan siendo inaceptables– nadie podría negar que la situación no es ni parecida a la que prevalecía antes. Una gráfica publicada por LA TRIBUNA, muestra un descenso sistemático en el número de homicidios. La cifra espantosa que oscilaba arriba de los 7,200 homicidios acumulados durante el año, en el año 2012, se reduce a 6,400 homicidios para finales del 2013. Sigue disminuyendo hasta llegar a 5,791 homicidios a finales del 2014. De esa cifra, que ya era una reversión importante, llega a sus niveles más bajos, 5,193 homicidios al mes de octubre de este año. De ser señalado como uno de los países más violentos del mundo, hoy los vecinos de El Salvador y Guatemala, superan los cuadros locales de violencia e inseguridad. Así que nos sacaron de programas beneficiosos sin haber podido reingresar, pero también poco a poco se va saliendo de lacras que han tenido al país condenado.

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