VENTAS NAVIDEÑAS Y LOS PIES DE PLOMO
INSISTIMOS en este tema con el único afán que los comercios, que han tenido que empujar sus pesares cuesta arriba durante todo este año –por las altas cargas impositivas, las tasas distritales, los elevados costos de operación, el incremento de las tarifas de la energía eléctrica– puedan reponerse algo con sus ventas de la temporada navideña. Esos burócratas pies de plomo del Bantral que han acelerado la devaluación de la moneda, a 23.5046 por dólar, han escogido la peor temporada para elevar –con el deslizamiento abrupto del lempira– los precios de todos los artículos importados. ¿Qué placer sienten en exprimir el comprometido bolsillo de los consumidores? Y lo hacen sin necesidad. De acuerdo a las cifras de la misma autoridad monetaria, el déficit de la balanza comercial de Honduras se ubicó en 3,622.1 millones de dólares a septiembre de este año, cifra 10.4% menor a la registrada en el mismo período de 2015.
“Entre enero y septiembre pasado el país centroamericano redujo su déficit en 418.3 millones de dólares (10.4%) con relación al saldo de septiembre de 2015, que fue de 4,040.4 millones de dólares”. “Las importaciones bajaron un 7.8% (555.9 millones de dólares) hasta septiembre pasado. La reducción de las importaciones fue influenciada por una menor adquisición de combustibles, materias primas, productos intermedios y bienes de capital”. Así que si el déficit de balanza comercial se ha reducido hay menos presión sobre las reservas internacionales. Otro factor a considerar es que, “la economía estadounidense tuvo su mayor crecimiento en dos años y un reporte corregido muestra que el gasto del consumidor fue mayor a lo estimado inicialmente”. Entre mejor le va a la economía norteamericana mayor es el consumo, de ese gran mercado, para los productos hondureños.
El efecto de esa mejoría beneficia la economía nacional. A mayor ingreso de los consumidores extranjeros incrementan las exportaciones del país, favoreciendo significativamente el sector de las maquilas. Según las últimas cifras, “el Producto Interno Bruto estadounidense, o sea la producción total de bienes y servicios del país, creció a una tasa anual de 3.2% en el período julio-septiembre, informó el Departamento de Comercio, cuando el estimado inicial era de 2.9%”. “La nueva cifra es mucho más robusta que la de 0.8% en el primer trimestre y la de 1.4% en el segundo, cuando la economía se veía arrastrada por la fortaleza del dólar y la falta de inversiones. Se estima que el crecimiento de 3.2% será el mejor del año”.
Si el consumidor tiene que desembolsar más por las compras en esta temporada, no es culpa de los comerciantes, sino de la grosería de los tecnócratas que, con tal de seguir al pie de la letra las instrucciones de sus jefes del FMI, llevan arriado el lempira. Lo anterior no es invento, sino algo que fácilmente puede deducirse de este comunicado del propio FMI informando sobre la culminación de la consulta del Articulo IV: “Aplaudir el avance hacia un régimen cambiario más flexible y un marco de metas de inflación”. ¿Cuál cree el amable lector que, en buen romance, sea el significado de un “régimen cambiario más flexible”? ¿Adivinaron?
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