EL PAN Y LA NUEVA INTEGRACIÓN DEL TSE Y RNP
MIENTRAS el auditorio estaba absorto, prendido de sus televisores, siguiendo el resultado de los comicios norteamericanos, los diputados en el Congreso Nacional atareados sacaban la carga acumulada. Friendo y comiendo, unas horas después de concluidas las audiencias, elegían a los tres nuevos magistrados al Tribunal Superior de Cuentas. De paso, aprovechando la coyuntura de la mayoría calificada, integraban los cargos vacantes –hace varios meses atrás– del comisionado al Instituto de Acceso a la Información y el Subprocurador General de la República. Con más de las dos terceras partes de los votos introducen reformas a la Constitución para aumentar el número de miembros en el Tribunal Supremo Electoral y el Registro Nacional de las Personas. Como bien ilustra la sabiduría popular, que cuando el río suena piedras lleva, ya días se rumoraba sobre un entendimiento entre el partido de gobierno y el otro partido al que pretenden integrar, orientado a esos propósitos.
De acuerdo a la reforma constitucional introducida, el TSE tendrá ahora 5 miembros propietarios y dos suplentes. El RNP tendría, además del director, 4 subdirectores. O sea, suficiente para repartir cargos a otras fuerzas políticas emergentes, como propietarios o suplentes. El proyectista de la iniciativa apuntó que, “se había cometido un error, cuando el Congreso anterior usurpó las actuaciones del actual Congreso y nombró a futuro a los representantes del TSE para excluir al PAC, a Libre y a Pinu y hoy hemos corregido ese error histórico”. Pues bien, lo que el proyectista hoy saca en cara fue lo que, en aquella ocasión, negaron los que eligieron a los actuales miembros del TSE. O sea después que tanto defendieron aquella elección, ¿admiten que fue usurpación para terminar dándoles la razón? Lo otro que es preciso apuntar no se trata de criterio a favor o en contra de lo que pretenden hacer ahora, solamente ofrecer una descripción histórica de las razones por las cuales unas décadas atrás reformaron los artículos constitucionales que amparan la integración actual de ambos organismos electorales. Antes, los miembros eran precisamente eso, representantes de los partidos políticos. Sin embargo, se arguyó entonces que los entes estaban politizados. Así que con el ánimo de elevar las funciones del Tribunal Supremo Electoral y del RNP, para despolitizarlos, y darles carácter de organismos autónomos e independientes, dispusieron, como avance en la transparencia electoral, reformar la Constitución para que los miembros no fueran representantes de los partidos sino magistrados elegidos por el Congreso Nacional, autónomos e independientes.
Por supuesto, que las elecciones en el Congreso no salen como obra de la gracia divina. La ocurrencia del actual presidente, “no se le puede pedir a los panaderos que no hagan pan” explica en lenguaje pintoresco que no se le puede solicitar al Congreso, donde hay políticos, que no hagan política. Aparte que es difícil encontrar candidatos inodoros e incoloros como para seleccionar magistrados totalmente ajenos a la política. Y para elegir es preciso negociar. Lo implícito es que una vez los magistrados del TSE y del RNP salen elegidos en el Congreso –así como se espera de los magistrados de la Corte Suprema de Justicia– ya no sean representantes de los partidos sino que adquieran un alto nivel de autonomía. Ahora, a confesión de partes, ¿lo que quieren es regresar a lo que era antes, o sea que los partidos tengan sus representantes que atiendan directrices partidarias? La pregunta sería, ¿en qué queda, entonces, toda esa doctrina de la tal independencia y autonomía de los entes electorales? ¿El retorno a la politización? Pero como aquí a veces repican y a veces doblan, ya nada asusta. Por último, solo una inofensiva inquietud: ¿Creen, cuando venga el momento de la elección, que el partido de gobierno vaya a querer estar en minoría –uno contra cuatro– en el TSE, de forma que puedan integrarse equitativamente representantes de los otros partidos?
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