Decadencia de Libre y PAC

Decadencia de Libre y PAC

Por: Nery Alexis Gaitán
El papel de la oposición política es muy importante en todo sistema democrático. La democracia permite la disidencia en todos los aspectos de la vida nacional. La oposición señala, crítica, se mantiene expectante de las decisiones que toman los adversarios políticos que ostentan el poder.

Por lo general la oposición es una fuerza política que mantiene el balance en el ámbito nacional. Y sus señalamientos van encaminados para que los gobernantes no se aparten del bienestar común y no dañen los intereses de los pobres, que en nuestro país somos la mayoría.

Pero en Honduras la oposición política ha perdido su horizonte. Criticar al gobierno y su administración parece que no es parte de su agenda política. Al contrario, parece que son caja de resonancia de los intereses, en este caso de los nacionalistas, y su forma de gobernar el país.

La aparición de Libre en Honduras marca el inicio de la peor violencia política que se ha vivido en el país en el nuevo siglo. Enfrascados en instaurar el socialismo del siglo XXI y eliminar nuestra democracia, crearon una crisis política, económica y social sin precedentes en nuestra patria.

Desde el inicio fue evidente su sed de poder, y enfrascados por obtener beneficios de todo tipo, pronto olvidaron a las grandes mayorías y sus urgentes necesidades. Mel Zelaya, dueño absoluto del partido, ha colocado en puestos clave a seguidores incondicionales. Pero como los intereses económicos y el ansia de figuración política son inmensas, los otrora amigos ahora son enemigos a muerte.

Así, la oposición en Libre se reduce a pelear incansablemente entre ellos mismos por puestos de conducción en el Partido y la obtención de bienes para enriquecer los bolsillos. Sus métodos de lucha política son harto conocidos e incluyen violencia de todo tipo. Producto de sus luchas internas han perdido beligerancia política y la deserción en sus filas es cada día mayor. Su decadencia en el ámbito político nacional es evidente, las elecciones que recién han efectuado pasaron sin pena ni gloria, hecho que demuestra el desencanto que embarga a sus seguidores.

El PAC tuvo un buen comienzo, aunque no tienen ningún ideario político, su slogan de lucha contra la corrupción impactó, sobre todo, en la juventud hondureña. Desafortunadamente su líder, Salvador Nasralla, presentador de televisión y maestro de ceremonias en concursos de belleza, no tiene ni idea de cómo unificar y acrecentar un partido político. Mucho menos tiene idea de cómo administrar un país.

Nasralla, con una actuación personal que deja mucho que desear, se ha mostrado prepotente y ha humillado a todo aquel que no se somete a su santa voluntad. Las peleas en el interior del partido han sido frecuentes y en todo momento él ha demostrado su incapacidad negociadora y su ignorancia casi total del ámbito político hondureño.

Los desacuerdos constantes entre sus dirigentes y diputados ha hecho que los jóvenes, otrora seguidores del narrador deportivo, se den cuenta que el PAC solamente es una opción política de poco valor en la vida nacional. Sin ideario político, sin metas establecidas, sin una agenda política definida, más parece que han incursionado en la política como un juego y sin ninguna seriedad. Eso no deja de ser un insulto al pueblo hondureño.

Estos dos partidos políticos, aunque de reciente formación, se han especializado en reproducir todos los vicios de los partidos tradicionales. Situación que los conduce inevitablemente a sufrir el rechazo de la población, que ya está harta de los políticos corruptos.

Rechacemos estas instituciones políticas que solo daño le producen a la población hondureña. No más corrupción en la política.

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