El TSC
El TSC
Por Edmundo Orellana
Catedrático universitario
El Tribunal Superior de Cuentas es el órgano constitucional cuya función principal es verificar que el presupuesto se ejecute como fue acordado.
El presupuesto es aprobado por el Congreso Nacional, cuando se trata de los poderes del Estado y de los órganos constitucionales (MP, TSE, PGR y otros), por la junta directiva, en el caso de las instituciones autónomas, y por la Corporación, si son las municipalidades.
La fiscalización del presupuesto se divide en dos: la preventiva y la represiva. La primera es interna y se aplica mientras el presupuesto se ejecuta; la segunda, es externa y se aplica después de la ejecución presupuestaria, es decir, al término del presupuesto. La preventiva corresponde a las auditorías internas, la represiva, también llamada ex post, es competencia del TSC.
Cuando se aprobó la Ley General de la Administración Pública, las auditorías internas estaban íntimamente relacionadas con la Contraloría General de la República, hoy TSC. Nombraba sus titulares y vigilaba el ejercicio de sus funciones, al grado de que si la Contraloría formulaba un reparo por una irregularidad que la auditoría interna no había detectado, su titular también era reparado. El modelo fue suprimido, fundamentalmente porque los auditores independientes resultaban incómodos para los directores acostumbrados a hacer lo que descubrimos recién en el IHSS. Como siempre se impuso la corrupción.
Hoy el modelo es distinto. Las auditorías internas responden a un esquema en el que la Presidencia de la República es, de hecho, la autoridad suprema. En esas condiciones las funciones de fiscalización interna preventiva pierden credibilidad.
El TSC es el órgano supremo del control de ejecución presupuestaria. Porque tiene la potestad de decidir sobre la responsabilidad administrativa y civil en el manejo de los recursos del Estado, prerrogativa de la que carecen las auditorías internas. En materia penal, con excepción del enriquecimiento ilícito, solamente puede señalar la anomalía sin calificar el tipo penal, que corresponde a la Fiscalía y al Tribunal.
Es un órgano de importancia capital para la lucha contra la corrupción, pero también para garantizar la impunidad mediante fiscalizaciones complacientes. Eso es lo que buscan los políticos, asegurándose de que el nombramiento no recaiga en personas independientes y sin compromisos partidarios. ¿Se ha preguntado el distinguido lector por qué nunca ha habido un reparo contra un presidente del Congreso Nacional?
No es extraño, entonces, lo que está sucediendo en el proceso de selección de los titulares del TSC. Lo hacen a sabiendas del deterioro que esa conducta provoca en la imagen del país. No les importa. Por eso las frases impertinentes e irrespetuosas contra la MACCIH, la sociedad civil y la cooperación internacional, del presidente del Congreso Nacional. Por cierto, no conocíamos esa faceta de su personalidad, muy distante de la del hombre afable y sumamente respetuoso, a la que nos tenía acostumbrados. El poder está operando en él una metamorfosis preocupante. Qué lástima.
¿Qué confianza podemos tener en ese proceso? Ninguna, por supuesto. Lo más preocupante es la acelerada y repugnante degradación de los políticos, viejos y nuevos. Ninguna señal de preocupación ni de remordimiento se revela en sus rostros, pese a la proximidad de las elecciones. Lucen confiados y felices, seguros de que, suprimiendo, como pretenden, sus rostros de la papeleta electoral de diputados, como Dorian Grey ocultaba su retrato, podrán regresar impunemente. Pasan por alto que son personas de carne y hueso, no un personaje literario como el de Óscar Wilde, cuyos rostros no pueden resistirse a los efectos de su inicuo proceder, por lo que, aunque no se note lo demás, es evidente en los mismos el “brillo de astucia en la mirada y en la boca las arrugas sinuosas de la hipocresía”.
No olviden, honorables representantes y “representantas” del pueblo, la moraleja que, a propósito de Dorian Grey, advertía Wilde: “todo exceso, como toda renunciación, trae consigo su castigo”.
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