JOH, camino a la reelección


JOH, camino a la reelección


Por Juan Ramón Martínez


La disminución del tono de JOH rechazando la reelección, anticipaba una aceptación inmediata. Al principio con enfado dijo, ¡déjenme trabajar! Ayer, más tranquilo, pidió tiempo. Sabíamos que al tercer intento, diría que sí. Pero no lo necesitó. Dijo que sí, antes. El escenario está preparado, los obstáculos políticos han sido reducidos al mínimo, el Partido Nacional está a sus pies con sus líderes cuadrados a sus órdenes. Y la oposición política, no tiene voluntad de confrontarle, ni siquiera invocando la defensa de la Constitución que prohíbe la reelección. Manuel Zelaya con su caudal político disminuido y sin apoyo externo, está doblegado, la única fórmula para sobrevivir frente a una acción de los tribunales nacionales o de Estados Unidos. El Partido Liberal, no tiene voluntad de poder. Sus principales líderes -como ocurriera con Bertrand que logró la reelección, manteniendo a Policarpo Bonilla en el exterior, representando al país- creen en dos posibilidades. Que a JOH, con un bajo porcentaje electoral puedan matemáticamente derrotarlo. Por Luis Zelaya que, por carecer de empaque de político y de antecedentes negativos, puede concentrar el voto liberal y a los independientes. O que lo haga Nasralla, el más peligroso de los adversarios que, sin partido incluso, puede articular con la juventud que está cansada del discurso de los políticos, basado más en promesas de empleo, que en otra cosa; con los desencantados por los pocos resultados en el mejoramiento de la economía del país; o por los incómodos que, no hallan cómo protestar.

JOH es muy inteligente. Ha seguido el guión, desde el principio. Ha sido candidato, aún actuando como estadista. Sus propuestas no son posibles de lograr en cuatro años. De allí que la continuidad tiene que ser más de persona que de partido. Para ello, ha anulado al liderazgo de su partido que le pudiera hacer sombra. Desde Ricardo Álvarez, hasta Óscar Álvarez, que era la figura más popular al inicio del gobierno. Y usando a Callejas, que creía en la fatiga final de JOH, para sustituirle lo empujó a la Corte Suprema para conseguir un fallo ambiguo, más que para eliminar la barrera de la reelección, banalizar su juridicidad. Discusión ahora, solo de pocos expertos. La FIFA, le ayudó mucho. Y las extradiciones solicitadas por USA, convirtieron a JOH en un pequeño superman. Destaca su habilidad desmontando a la sociedad civil enervada por Zelaya en el 2009. Las camisas blancas han desaparecido. Porque no cayó en el error de amenazar a ningún grupo de la misma. Y los empresarios -que solo tienen intereses- no han llegado a confrontarse con él, estableciendo más bien amigables componendas. El Plan 20-20, lo ha usado en forma doble: para darle “confites” a los empresarios, y como bandera para crear esperanzas de empleo. Y los medios de comunicación, están alineados, todos con JOH.

Zelaya, le ha destruido el poder popular. El movimiento magisterial, corroído por las corruptelas ha sido eliminado. Los obreros, perdieron la fuerza al adherirse a Libre. Y los campesinos, han declinado incluso en su capacidad para reclamar. En fin, JOH ha silenciado a las iglesias. La católica se ha replegado mucho, en tanto que la evangélica, múltiple y disparar, ha hecho migas con el gobierno, en el saneamiento de la Policía y en la posibilidad de gobernar con el primer presidente evangélico de la historia. A los militares, los mantiene “tranquilos”, aún colocando en posiciones singulares a sus amigos del Liceo Militar del Norte. Irrespetando algunas veces, los derechos de las promociones. Pero sometidas al cumplimiento de la ley, no actuarán en su contra, mientras la Corte Suprema o un juez, diga que la reelección es ilegal. Lo único que se ignora es las posturas de la embajada y el Pentágono. Las elecciones de hoy en USA, son cruciales. Y la actitud de Estados Unidos frente a Nicaragua, oponiéndose a Ortega, puede volverse contradictoria apoyando a un reeleccionista en Honduras.

La única oposición posible es la de algunos universitarios -de poco impacto político- que, no harán el trabajo a los políticos que, por cobardía o comodidad, no lo enfrenten. En fin, lo único que puede detenerlo, fuera de una derrota por Nasralla, encabezando una liga antireeleccionista exitosa, es el riesgo de un imponderable. En su salud; o en un accidente que, no hay que excluir.

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