Un líder político improvisado

Un líder político improvisado

Por Boris Zelaya Rubí

“En el origen de la deslegitimación y la desconfianza en los políticos, anida la deshonestidad y la mentira -miente, miente, que algo queda-, reza la sentencia que explica cómo la mentira termina construyendo realidad. Claro, tergiversar la verdad hasta cambiarla, no es un atributo exclusivo de la política, pero su frecuencia en la actividad pública marca una constante histórica en cualquier tipo de poder. Es como si la mentira, la ambigüedad o las medias verdades fueran parte esencial del ejercicio democrático, autoritario o dogmatico”.

Para los analistas experimentados que han vivido varias batallas en justas electorales, no es nada nuevo la estrategia de grupúsculos de poder, sacrificar un candidato ante una inminente derrota. Lo principal en las llamadas argollas políticas es sobrevivir con poder e influencia, igual que los grandes contribuyentes del poder económico para los futuros favores. Así que es oportuno mencionar las traiciones del “lado oscuro” o expertos titiriteros que manejan tras bambalinas los partidos políticos, como las que le hicieron a doña Nora de Melgar y al abogado Oswaldo Ramos Soto, sin olvidar las sospechas de algunos autogolpes. En fin, las argucias y patrañas son de los politicuchos expertos en negociaciones bajo la mesa, sin una colección de títulos universitarios.

Se vuelve muy extraño que los hasta hace poco líderes del Partido Liberal, como Mauricio Villeda y Elvin Santos, no se hayan atrevido a buscar de nuevo la Presidencia de la República, ¿miedo ante una inminente derrota? ¿Ubicarse para negociar un poder? La lideresa Gabriela ¿fue sacrificada, o no respondía a sus futuros intereses? Los cuestionamientos están en el aire, la importancia de buscar un candidato inmaculado y sin conflictos partidarios en su pasado, fueron preponderantes en su escogencia, la unidad del partido con él es segura y sin cuotas de poder exigibles por su parte, los cargos serán para los seguidores de la cúpula poderosa que lo apoyó, convirtiéndolo en una persona manejable.

El candidato liberal, una persona de muchas virtudes entre ellas la honradez e idealismo limpio y sincero, que lo convierten en la persona idónea para rivalizar con la oposición de izquierda aparentemente unida, que provocará su inminente derrumbe y dará paso al Partido Liberal en las elecciones generales como la segunda fuerza, desplazando a los bochincheros y artistas de vodevil, para permitir en el futuro un gobierno consolidado entre los partidos tradicionales, para satisfacción de los grupos de poder y porqué no decirlo, en beneficio del pueblo.

El ingeniero Luis Orlando Zelaya todavía no está contaminado con los atributos satánicos de los líderes de viejo cuño, su novatez lo hace mantener por el momento el patriotismo propio del que se inicia en las grandes ligas políticas. Después y con el tiempo irá transformando su discurso y prometerá como todos, el cielo y las estrellas, seguramente se le podrá ofrecer el Ministerio de Educación y ya de perdido el puesto de Julieta Castellanos. La gran diferencia con Gabriela es que esta tiene mayor trayectoria política y es una profesional probada en la administración pública con buen suceso y por supuesto no es muñeca de ventrílocuo.

En cuanto a la oposición organizada en una alianza que pareciera que busca su destrucción ¿creerán que el pueblo nació para vivir sepultado en una brutal y absoluta ignorancia? Los líderes, pequeños dictadorzuelos, se equivocaron al querer manipular a los que creyeron en su honestidad y los deseos del diente al labio, de cambiar el sistema en beneficio de las mayorías.

Ahora que están “cantando” los grandes capos de la droga encarcelados en las tierras de Tío Sam, el pueblo espera que los eternos saqueadores del erario, se derrumben como castillo de naipes, familias enteras a las que nunca se les conoció el desarrollo de sus capitales, lo que sin lugar a dudas dejará manchas en nuestra sociedad y muchas vacantes en los partidos políticos.

“Obras son amores y no buenas razones”, el candidato del Partido Nacional no tiene porqué mentir, todos sus proyectos están a vista del pueblo, son tangibles y no sueños o promesas irrealizables, será casi imposible que puedan inducir al pueblo a un cambio con nuevas propuestas. El actual mandatario respalda con resultados su gobernanza, nadie puede cuestionarlo. Perdón, si hay cosas a medio palo, ¡falta gente en el pozo!

De rodillas solo para orar a Dios.

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