“De la Hamaca al Consultorio”

“De la Hamaca al Consultorio”

Por Dagoberto Espinoza Murra

Muchos compatriotas, incluyendo a las nuevas generaciones de médicos, no le encontrarán sentido al subtítulo de la más reciente obra del doctor Plutarco Castellanos Delgado. En 2002 publicó, el apreciable colega, el libro “Buscando Raíces a través de la Historia de la Medicina”, que mereció la atención de la intelectualidad hondureña. Médicos y otros profesionales comentaron la valiosa aportación del autor. Trece años después, a manera de complemento, nos ofrece una segunda parte de Buscando Raíces, pero en esta ocasión, con el sugestivo subtítulo que encabeza este artículo.

En el capítulo VI de la obra que estamos reseñando, el doctor Castellanos Delgado tuvo la feliz ocurrencia de ofrecernos fragmentos de la carta del primer obispo de Honduras, licenciado don Cristóbal de Pedraza, dirigida a S.M el rey Carlos V de España, el 1º de mayo de 1547. He aquí unos renglones: “En la cual visitación pasé muy grandes trabajos, porque como esta tierra es muy doblada y montosa y hay grandes montañas, sierras, ríos y quebradas y había días que no podía andar más de dos leguas y días de una… De manera que si alguno antes que muera, quisiera ver el purgatorio y el infierno, véngase a esta tierra y verá el purgatorio en todo el camino y el infierno de la nueva ciudad de Salamanca hasta esta ciudad de Trujillo”. El autor del libro nos dice que esta carta, con igual vigencia, pudo haber sido escrita varias centurias después, ya que las vías de comunicación -las carreteras- se comienzan a construir en Honduras, hasta los inicios del siglo pasado.

Dada la geografía nacional y las múltiples dificultades para llevar a un enfermo de apartadas regiones a un centro de salud, la hamaca -“cama” del campesino- jugó un papel importante en el traslado de compatriotas a un consultorio médico. Frescas están en mi memoria las imágenes de dos enfermos, conducidos en hamaca, desde el pequeño poblado donde vivíamos (no había carretera, ni energía eléctrica, ni médico, ni enfermera ni sacerdote), hasta el municipio más cercano (Orocuina) a dos leguas de distancia.

Don Baldomero se pasaba tosiendo día y noche y una madrugada comenzó a “escupir” sangre. Sus familiares, con la ayuda del alcalde, lograron reunir un grupo de voluntarios, quienes ataron la hamaca a un trozo de chaperna que, cargado por dos campesinos a cada extremo, condujeron el moribundo por el agreste camino. En el trayecto de la empinada cuesta del cerro La Golondrina los cuatro hombres fueron reemplazados por otros voluntarios. El agua que portaban en calabazos o “ceñidos”, como también se les conoce, era consumida con avidez por los cargadores de la hamaca. El otro caso fue el de una señora -la gente hablaba de hidropesía- que fue trasladada, meses después, en las mismas condiciones.

Desde luego que el doctor Plutarco Castellanos nos brinda, en su obra, otras facetas históricas del desarrollo de la medicina en Honduras. Por ejemplo, en el capítulo que se refiere a los hospitales públicos, se encuentra información que todos los estudiantes de medicina deberían conocer. En cuanto a los hospitales privados de la capital, hace un resumen histórico de su fundación y de sus primeros directores.

Para muchos profesionales y estudiantes del área de la salud es desconocido el hecho que la Secretaría de Estado en el Despacho de Sanidad y Beneficencia comenzó a funcionar hasta en 1955, pues antes era apenas una dependencia del Ministerio de Gobernación y Justicia. Sus sucesivos cambios, planes, programas y conductores de esta Secretaría, nos los relata con detenimiento el autor Castellanos Delgado.

En lo referente al Colegio Médico es bueno conocer algunos antecedentes: En 1949, nos dice, el ministro de Educación, doctor Carlos M. Gálvez, concibió la idea de crear el Colegio Médico Universitario, mismo que se fundó en mayo de 1950. Pero luego surgieron algunas inconformidades, dado el hecho de dejar por fuera a gran número de profesionales afiliados a la Asociación Médica Hondureña. Un grupo de colegas promocionaron la fundación de la Unión Médica Hondureña para limar las asperezas surgidas, nombrándose comisiones especiales para la elaboración de un anteproyecto de Ley Orgánica del Colegio Médico de Honduras, creado en 1962 y cuyo primer presidente fue el doctor Gilberto Osorio Contreras.
La obra del doctor Plutarco Castellanos es ilustrativa y su agradable lectura deja grandes enseñanzas. Tuvimos la suerte de conocernos con el autor desde los años de estudiantes, siendo él un sobresaliente alumno; como profesional se ha distinguido en el campo de la Medicina Interna, con especial dedición a la Nefrología. Nuestras sinceras felicitaciones por su libro “de la Hamaca al Consultorio”.

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