Diputados, políticos

Diputados, políticos

Por José A. San Martín
Cnel. de Av. ® Lic. CCAAMM

De nuevo a otra contienda electoral para elegir a las autoridades políticas que nos regirán en el cercano futuro. Próximo a las elecciones primarias o internas, los hondureños observamos fotografías, muy retocadas por cierto (deberían mostrar una actualizada, reciente), de quienes aspiran a cargos de elección popular, así como también ver y escuchar a algunos de ellos en los distintos programas radiales y televisados, exponiendo sus ideas sobre el papel que desempeñarán si son electos por el pueblo, o mejor dicho por sus correligionarios.

Todos sin excepción expresan su deseo de abogar por el bienestar del pueblo, legislar para que los hondureños vivamos sin pobreza, con seguridad, salud y trabajo. Y es correcto, esa es la labor o función de los legisladores a pesar de no tener aún esos resultados positivos por parte de ellos ni de quienes nos han gobernado. La principal promesa de campaña posterior al conflicto del 2009 fue el restablecimiento de la estabilidad interna y la seguridad. Sin embargo, para medio paliar la primera hubo que llegar a acuerdos y compromisos que reñían con la ley y la justicia, y la segunda no ha dado frutos positivos porque la inseguridad resalta a diario por todo el país: Seguimos siendo puente del tráfico de drogas, los asesinatos y otros crímenes se muestran continuamente en todos los medios de comunicación. En otras palabras, seguimos intranquilos no solo por la falta de seguridad, sino también de trabajo, por la incapacidad que muestran las instituciones gubernamentales de dar salud para atender al pueblo enfermo de bajos recursos, la insuficiencia del sistema educativo nacional para brindar educación a población de todas las edades que la necesitan, los exiguos esfuerzos que se realizan para generar empleo a través de la promoción de inversión nacional y extranjera, etc., etc.

No dudamos que, en alguna medida, el actual gobierno hace esfuerzos para desarrollar a Honduras. Sin embargo los logros solo los ven quienes quieren creer que existen, porque el pueblo aún sufre de inseguridad, pobreza y enfermedades. Un ejemplo es la inversión en la construcción del aeropuerto de Palmerola. ¿Acaso no existen prioridades más importantes para que a corto plazo beneficien a la población enferma y necesitada?, ¿cuáles son los beneficios que para el pueblo han producido los aeródromos de El Aguacate, Gracias, Río Amarillo, etc.?, ¿fueron malas inversiones o innecesarias?

Los representantes del pueblo, diputados, son a quienes les corresponde velar porque los dineros del pueblo se inviertan de la mejor y más inteligente manera en favor de las grandes mayorías de la población y no de otros políticos interesados. Representantes que no se presten al juego político ni a las consignas y órdenes de sus partidos, porque no son borregos, cuando afecten negativamente a la estabilidad y tranquilidad de la población. Una vez electos, los diputados deben velar por los intereses de todos los hondureños, no solo de sus correligionarios, al igual que el presidente de la República. No puede ser que el presidente, que es de todos los hondureños, ande abogando por y para un solo partido político y para sí mismo. Obvio que favorecerá a sus correligionarios y no a sus opositores. ¡No es justo ni legal!

Veíamos, en unos escritos, cómo en otros países muestran públicamente los perfiles de los candidatos a cargos de elección popular, como ser, su trayectoria partidaria, sus logros profesionales, académicos, labor altruista, proyección y prestigio personal, credibilidad, etc. Debemos conocer a fondo quiénes son las personas que desean obtener diputaciones o alcaldías municipales, sus verdaderas motivaciones e intereses. Porque estamos acostumbrados, al igual que en otros países, a ver que solo buscan notoriedad, prestigio, influencia egoísta o aumentar su capital financiero o poder.
Salvo contadas excepciones, la gran mayoría del pueblo posee un concepto no muy bueno de los diputados; por eso desean ver nuevas caras, nuevas personalidades, nuevos discursos y ofertas. Quienes ya cumplieron su período deben dar paso a nacientes generaciones de candidatos. No necesariamente a los que poseen mayores niveles académicos, sino aquellos que adoptan el reto, el compromiso, el sacrificio en favor de Honduras y su pueblo. Estas características solo traen desvelos, limitaciones y preocupaciones por lograr que la pobreza sea erradicada, que la salud cubra a todos los hondureños y la tranquilidad reine entre todos. Es difícil lograr esto si los candidatos a elección popular solo ambicionan nombre, prestigio y poder.

Está en las manos del pueblo ciudadano elegir a los mejores hondureños, hombres y mujeres, que desean “sacrificarse” por los intereses nacionales y los de los hondureños para que comencemos a creer en nuestra clase política, porque hasta hoy, esta desprestigiada.

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