TARIFAS Y DESEMPLEO
TARIFAS Y DESEMPLEO
UNAS semanas atrás cuando anunciaron poner en vigencia el incremento previsto a las tarifas de energía eléctrica, el malestar del público no se hizo esperar. El gobierno no debe olvidar que este es año político y que no le conviene disgustar a la afición. No hay cosa que duela más al bolsillo popular que los incrementos en la comida, la energía eléctrica, las gasolinas o los pasajes del transporte. Por suerte, en aquella ocasión, la autoridad anunció que ese aumento del 10% quedaba suspendido hasta que la ENEE hubiese justificado suficientes ahorros en reducir las pérdidas, técnicas y no técnicas, que andan por el 32%. Ahora que nuevamente se especula sobre la intención de encaramarle al consumidor aquel incremento suspendido, habría que solicitar a las autoridades de la ENEE que aclaren ¿cuáles han sido los logros, hasta ahora, para evitar las cuantiosas pérdidas que sostiene la estatal? No solo tiene que ver en los cobros, en combatir las ineficiencias, en reducir la burocracia, sino que lo relativo a las fugas en la distribución de la energía.
Esta fue la salida la última vez que quisieron socar al consumidor con el incremento de tarifas: “En el caso de las pérdidas no técnicas –explicaron los funcionarios de la ENEE– la Empresa Energía Honduras (EEH) tiene la responsabilidad de reducirlas”. La inquietud estaría en indagar qué tan eficiente ha sido todo ese trabajo, tanto a lo interno de la estatal eléctrica como por parte de la empresa extranjera a la que el gobierno otorgó la concesión para poner en marcha ese plan operativo de reducción de pérdidas y de mejoría en la distribución. Allí andan otra vez las aves agoreras del FMI empujando por una devaluación más acelerada, que sería una catástrofe, ya que se dispararía el costo de todo lo importado. Eso incluye el crudo que traen para suministrar energía. Se sabe que hay trabajos avanzados en la estructura de la red de transmisión, ya que precisamente por ello es que anuncian largos apagones de luz en distintas zonas del país, con el objeto de realizar esos trabajos. En su momento la Casa de Gobierno advirtió que de no observarse progreso sustantivo “en cualquier momento podrían hacer una revisión del contrato otorgado”. Ya las tarifas de la energía aumentaron en un 15% el año pasado. Si bien ello tiene un efecto generalizado sobre los consumidores, la peor vaina es que sube los costos de operación de todo el sector productivo, comercial e industrial. Hacer eso, cuando el país tiene problemas con la generación de empleos es inconsecuente.
La cúpula empresarial se queja de falta de competitividad del país en la región por los altos costos de operación de las empresas. Así que si no hay alicientes para que el sector privado genere en forma masiva fuentes de empleo lo que hoy es crítico podría agudizarse. Más aún ahora que se efectúan redadas migratorias en los Estados Unidos, para detectar indocumentados y regresarlos a sus lugares de origen. El volumen de deportados asciende y seguirá subiendo, con el efecto negativo que eso tiene en las tasas de desempleo. Si el país no genera las fuentes de trabajo para absorber al grueso batallón de desocupados que ya hay, más grave la situación cuando ingresan al país cientos de compatriotas que tenían trabajo allá, pero que aquí no van a poder conseguirlo. No echen en saco roto lo que aquí se plantea. Todas estas cosas inciden en el ánimo de los electores. Así que si en otras actividades el gobierno anda activo para mostrar avances, no le va a convenir que en este sensitivo rubro las cosas se salgan de control.
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