Peligroso tránsito de República bananera a República coquera
Peligroso tránsito de República bananera a República coquera
Por: Eduardo Enrique Reina García
“Honduras era la República bananera original y su pobreza sigue siendo extrema”. Elliot Abrams Si lo decía Elliot Abrams, siendo quien fue en la época de Reagan. Algo sabía. El término “banana Republic” o República bananera nace de William Sydney Porter, el autor que escribía bajo el pseudónimo de O. Henry, quien como prófugo de la ley por apropiación indebida de bienes y para esconderse de la justicia viajó de Nueva Orleans a Honduras, viviendo principalmente en Trujillo, cerca del año 1900. En una novela autobiográfica en 1904, llamada “Reyes y Repollos”, inventó un país imaginario de “anchuría”, (basado principalmente en Honduras) y lo describió como una “pequeña, república bananera marítima” teniendo como origen el más importante producto de exportación de varias naciones de Centroamérica y del Caribe a principios del siglo XX. El término llegó para quedarse, y sirvió para designar a un estado genérico mono exportado, provocando esta condición una vulnerabilidad económica por los vaivenes de los precios del mercado internacional. Pero sobre todo el término “banana Republic” se convirtió en un epíteto real para un país cuyas instituciones de gobierno eran corruptas, arbitrarias, inestables y generalmente incompetentes. Estos factores determinaron en muchos casos, la competencia desleal de las transnacionales del banano que influían a su antojo en las oligarquías locales, y que en esas luchas comerciales, provocaban revueltas, caídas de gobiernos y hasta ocupaciones por parte de los marines de Estados Unidos.
El costo de oponerse o favorecer a los grandes intereses económicos superaba a la novela de donde surgió el término. La democracia y hasta las ideas políticas progresistas eran malas para las multinacionales, y florecieron en la región dictaduras “pro-business”, las que permanecían en el poder, a través del fraude, la violencia, la represión y la corrupción. El poder de la United Fruit Company. El costo para muchos países fue devastador, como la caída de Jacobo Arbens Guzmán en Guatemala. El gobierno fue derrocado por un planificado golpe de Estado, apoyado por los gobiernos de entonces en Nicaragua y Honduras, entre otros. Ese golpe le costó décadas de atraso y conflictos a Guatemala. Cuyas causas pueden ligarse hasta a los conflictos que se viven hoy en día y que hicieron surgir a la CICIG.
El término despectivo de “República bananera”, tristemente nace en Honduras, aunque lo compartieron otras naciones latinoamericanas y del mundo, la Nicaragua de Somoza o la República Dominicana de Trujillo. De ahí las efemérides de vergüenza hondureña en la picota mundial se retomaron en el golpe de 1963; en el “Banana Gate” de los 70’s, cuando los regímenes militares; en la presencia de la Contra nicaragüense en suelo hondureño; con el “Irán-Contras” y en los desaparecidos en los 80’s. Por desgracia en la mayoría de estos acontecimientos, para Honduras, el eje del mal lo han constituido generalmente las élites políticas, económicas y militares principalmente. Parte de estos grupos volvieron a tener la gran idea de dar el primer golpe de Estado del siglo XXI en América Latina, el 28 de junio de 2009.
Estos hechos provocaron una debilidad institucional y una fragilidad del Estado de Derecho, que trajo sus funestas consecuencias, de prácticamente un síndrome de estado fallido. En primer lugar como lo dicen reportes de la Oficina de las Naciones Unidas para la Droga y el Delito (UNODC), después del golpe de Estado se vivió en Honduras “la fiebre de la cocaína” y como subrayan informes del Departamento de Estado sobre la situación del narcotráfico, más del 86% de la cocaína que viajaba en vuelos desde Sudamérica a los EEUU, hacía escala en Honduras. Esto ha cambiado poco y actualmente se sigue en un terrible 80% según el último informe de marzo de 2017.
Seguíamos actuando como república bananera, aunque con algunos up-grades. Sin dejar pasar los recientes hechos vergonzosos del asesinato de Berta Cáceres, mujer admirable y respetada mundialmente o el de José Ángel Flores, presidente del MUCA, todavía no se sabe quiénes son los autores intelectuales, aunque el rumor popular ya tiene nombres claros. Solo para mencionar un par de asesinatos de los más de 50,000 en estos últimos 7 años de los que estudios de la ACJ dicen que el 90% no son judicializados, ni hay culpables, ni acusados.
Ahora como si en una nueva novela de William Sydney Porter se tratara, Honduras se convierte peligrosamente en una “República coquera”, y se mezcla como ya lo hemos dicho en otras ocasiones con el odioso “cinismo mágico” que se vive en el país, en el que se cometen las más grandes violaciones desde la Constitución hasta los reglamentos y leyes más insignificantes, y todo pasa, sin que pase realmente nada, contra esos delincuentes. Solo caen pececitos cuando los tiburones ballena escapan a las redes de la justicia y viven en la más flagrante impunidad. La realidad supera a la ficción de slogans.
El último capítulo de esta novela tropical hondureña, que sobrepasa hasta las series de “House of Cards” tan conocida en EEUU, lo son las recientes declaraciones de Devis Leonel Rivera Maradiaga, alias el “Cachiro”, en un reality, que supera a las investigaciones más profundas de los operadores de justicia nacionales. Ya que como en todos estos casos, la Corte del Sur de Nueva York o el Departamento del Tesoro son más eficientes con el crimen en Honduras, que las autoridades locales, esto se suma al proceso del hijo del expresidente Lobo y otros conspicuos hondureños. Noticias terribles que supuestamente involucran a altos personajes del gobierno y del partido de gobierno. Naturalmente se debe respetar la presunción de inocencia. Pero lo más grave de estas acusaciones, es que hasta que se entregó el “Cachiro” a los EEUU, no había en Honduras ni una multa de tránsito o proceso incoado en su contra, cuando confesó haber participado en al menos 70 asesinatos, solo para mencionar algo.
Ya en algún momento, como hondureño preocupado, mencioné que Honduras tenía el síndrome de estado fallido, ahora sufrimos la posibilidad de ser la primera “República coquera” del planeta. Con un Estado que tal como el Titanic, ya chocó contra el iceberg del golpe de Estado de 2009, y los mismos que lo llevaron en esa ruta, ahora pretenden evitar que el barco se hunda, colocando parches al casco, pero este inevitablemente tocará fondo en algún momento. Solo hace falta que el pueblo hondureño se entere y tome acción, antes de que perezca. Y no hay que olvidar que a la vieja usanza, el capitán del buque se hunde con él. Veremos qué más cantan en Nueva York, y tristemente no serán melodías de Frank Sinatra, algunos ya han de estar sumamente preocupados, con esas melodías.
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