Las calamidades en el Hospital del Sur

Las calamidades en el Hospital del Sur

Por Óscar Lanza Rosales
olanza15@hotmail.com

Impactante calamidad en Hospital General del Sur, es el título del último reportaje que LA TRIBUNA ha elaborado de la situación caótica que prevalece en ese centro de salud ubicado en Choluteca, al ver a varios pacientes tirados en el suelo y con evidentes estados delicados de salud compartiendo camas unipersonales, otros arrastrándose en el suelo por falta de sillas de ruedas, camillas o muletas y apenas unos pocos, cargando sus propias colchonetas compradas por sus familiares.

Un reportaje ilustrado con muchas fotografías desde el 2010 para evidenciar que esta situación no es nueva sino desde hace varios años atrás, especialmente en las salas de mujeres y de ginecología, en donde las mujeres están obligadas a acostarse dos en una misma cama unipersonal, incluso las que están a punto de dar a luz. Y para concluir de narrar esta anarquía, recientemente el techo o cielo falso de la sala de pediatría se vino abajo, provocando daños a esa sala.

La situación crítica de este hospital, de hacinamiento y contaminación, contrasta con los anuncios publicitarios del actual gobierno por la reelección del Presidente Hernández que todo lo pintan bonito en los hospitales públicos del país, con excelente atención médica y abastecimiento de medicamentos.

Desde Choluteca, amigos y conocidos me han sugerido la publicación de este artículo ante la indiferencia del gobierno para resolver los problemas de este hospital, importante para la salud de la población de la zona sur y que con unos diez millones de lempiras se podría solucionar. Esos amigos y conocidos recienten que el gobierno del Presidente Hernández le dé más prioridad a la construcción de un estadio de fútbol en vez de atender las necesidades más apremiantes de los habitantes de la zona sur, como es el caso de la salud.

Dicen ellos que resulta insultante la construcción de un estadio con una inversión entre 70 y 80 millones de lempiras -provenientes de los fondos del tazón de seguridad- en una zona despoblada a unos diez kilómetros del Anillo Periférico de la ciudad de Choluteca en la carretera que conduce a Guasaule, una instalación que una vez concluido únicamente será disfrutado por los fanáticos que tienen vehículo porque queda lejos de la ciudad.

Ellos también se preguntan: ¿Por qué en una ciudad que no es tan futbolera –que ni tiene equipos participando en la liga de ascenso a la Liga Nacional- se estén invirtiendo tanto dinero en esta obra?

Agregan que si este gobierno fuera sensato, la mejor decisión que hubiera tomado es remodelar el estadio Fausto Flores Lagos, y arreglar todas las canchas de este deporte que se encuentran al interior o en el perímetro de la ciudad de Choluteca. ¡Con eso bastaba para estimular la práctica de este deporte en las actuales circunstancias que existen otras necesidades más apremiantes!

Yo sé que el actual presidente del Congreso Nacional, Mauricio Oliva, está muy involucrado en estos proyectos de Choluteca, un diputado que quiere hacer mucho por su ciudad y su región. He compartido con él y sus hermanos lazos de amistad desde hace mucho tiempo atrás. Son gente luchadora.

Pero Mauricio para ayudar a su pueblo ha tomado un modelo equivocado, el del líder rural, que con sus dichos folklóricos quiere imitar al expresidente Suazo Córdova, que quiso ayudar a su ciudad, pero en vez de tratar de ayudarle a su gente a tener un patrimonio colectivo que le hubiera dado vida a su lugar y del cual pudieran vivir muchos de sus pobladores, le creó un estadio de fútbol, donde no se practicaba ese deporte, y cuyo engramado terminó siendo una zacatera para saciar el hambre del ganado ambulante de la ciudad de La Paz.

Ojalá que el gobierno del Presidente Hernández, por la salud de los sureños le preste una verdadera atención a la solución de los problemas que tiene el Hospital del Sur; y que en vez de estar gastando tanto dinero en publicidad, desvíe esos recursos para atender las necesidades prioritarias del pueblo hondureño. A Mauricio Oliva recordarle la memorable frase del exprimer ministro inglés Winston Churchill, que el político común y corriente se preocupa por los resultados de la próxima elección, mientras que el verdadero estadista se preocupa por el bienestar de la próxima generación.

¿Perciben la diferencia?

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