EL VASO DE LA OEA

editorial la tribuna

Depende de cómo quieran ver el vaso. Si mitad lleno o mitad vacío. El gobierno de Nicolás cantó victoria. La oposición, tuvo que tragar gordo, consolada en que, por lo menos, un grupo de países secundaban el escarmiento a la autocracia. Sin embargo, para efectos prácticos, a no ser que saquen algo en la Asamblea General –donde solo se ocupan 18 votos– no hubo en la reunión de cancilleres, resolución condenatoria. Otro revés a la mayoría del pueblo venezolano. Como decíamos ayer, en el club, ruptura de la democracia solo existe cuando el atentado es contra el jefe de gobierno, pero toda otra desfiguración del sistema democrático sale sobrando. La Carta Democrática que ha querido activar el Secretario General, solo sirve –como testimonian los antecedentes– para suspender a un país –sin mucho trámite– en tentativas contra la Presidencia; y hasta allí no más.

Bien sea que desaparezca la separación de poderes; que tengan de adorno a la Asamblea Nacional elegida por el pueblo e incluso que la disuelvan; que el Ejecutivo maneje jueces obedientes en el tribunal judicial y en el electoral, al servicio de cada capricho; que masacren a los manifestantes en las calles; que se cometan bestiales violaciones a los derechos humanos; que se manipulen las elecciones; que los adversarios vayan a parar a las ergástulas penitenciarías; que a los civiles los juzguen en tribunales militares; que los generales agradecidos porque manejan el negocio de los recursos estratégicos, sean leales hasta morir; que el régimen ejerza control abusivo de la prensa y de los medios de comunicación; que la autocracia tenga arruinado al país y al borde del caos, abatido por una violencia insoportable. (Por supuesto que así como en Corea del Norte, todo lo anterior –de acuerdo con los camaradas aquí y su candidato único– son “puros inventos de la prensa internacional”). Los cancilleres en Cancún no pudieron sacar ni la más tibia de las resoluciones. Ni siquiera la que 14 gobiernos de la línea dura habían negociado con algunos caribeños, quitándole los dientes al borrador original. Solo dejando la exhortación a revisar la patraña de Constituyente convocada por Nicolás para no dar elecciones. Ah, y que no se les olvide a las partes encontradas seguir conversando, pese a dos rondas fracasadas de diálogos anteriores que solo sirvieron de tregua a Nicolás, sin ceder una tan sola concesión a los opositores. A la hora de la consulta. En contra votaron cinco. Se abstuvieron ocho. A favor votaron veinte.

Entre telones se comenta que tenían unos 24 votos pero al conceder el receso se dio vuelta la tortilla. Algunos gobiernos que se habían comprometido a la versión mediatizada optaron por abstenerse. Todavía, al cierre, pulsaban obtener un texto emanado de la Asamblea General, donde no se requiere la mayoría calificada sino una simple mayoría de los presentes. Cualquier cosa que suceda a la oposición venezolana le queda de resignación lo dicho por uno de sus dirigentes: “Hay una evidente mayoría en el continente que está comprometida con la grave crisis que vive Venezuela”. Mientras los diplomáticos departían en Cancún, para que no olviden cómo se manda, los jueces serviciales de Nicolás abrieron juicio contra la fiscal general chavista quien, con sus últimas acciones en defensa de la Constitución, ha puesto en jaque a la autocracia.