El derecho a estar informado versus la seguridad



El derecho a estar informado versus la seguridad

Por PG. Nieto
Asesor y Profesor C.I.S.

Las detenciones realizadas por la Policía Nacional el pasado miércoles 31 en El Negrito, Yoro, es un importante salto cualitativo en la forma de trabajar del Ministerio de Seguridad contra las bandas del crimen organizado y el narcotráfico. Se trata de una operación quirúrgica donde la fase de ejecución estuvo precedida de un exitoso trabajo de inteligencia en las fases de planeamiento y obtención de información.

En anteriores artículos expuse que el grave problema que atraviesa nuestra seguridad no se resuelve colocando en las calles más patrullas de policías, siempre necesarias para proteger a una población machacada por la delincuencia en sus barrios marginales de residencia. El problema de la inseguridad se soluciona con operaciones de inteligencia.

En las zonas calientes nuestras fuerzas de seguridad necesitan disponer información con la que planificar y ejecutar operaciones como la realizada en Yoro, para ello se requieren técnicas de inteligencia. Es necesario infiltrar a fuentes propias o bien captar activos que residan en la zona caliente, y que faciliten la información que necesitan nuestros agentes de obtención. Con ella se elaboran informes de inteligencia para resolver exitosamente operaciones como la de Yoro.

Esto no es fácil, porque el ciudadano aunque esté predispuesto a colaborar tiene miedo sabiendo que puede poner en riesgo su vida y la de su familia.

Aquí es donde trabaja el agente de obtención. Primero, estudiando el ámbito informativo; segundo, determinando la persona que da el perfil para un proceso de reclutamiento; tercero, creando las condiciones para que esa persona confíe en nuestro agente; cuarto, ofreciéndole incentivos por afinidad, aquello que le compensará por su colaboración; y finalmente explicándole qué información se necesita. Seguidamente el “oficial de relaciones” establece con su nueva fuente un plan de comunicaciones para que la información se reciba de manera rápida y segura. Esto, muy resumido, son técnicas de inteligencia.

Para desarticular la importante estructura de criminales que residía y operaba impunemente en Yoro, se necesita paciencia y conocimiento de los procedimientos a desarrollar. Hay que generar coberturas adecuadas para entrar en el territorio hostil. Toda cobertura tiene un primer componente llamado “leyenda”, o explicación que justifica porque estamos en un lugar haciendo lo que estemos haciendo; y un segundo componente llamado “respaldo”, que son los elementos materiales que justifican la leyenda.

Esta técnica fue exitosamente utilizada por la Policía Nacional, para acceder a la zona caliente en cuestión. Una vez dentro la rapidez de actuación y el factor sorpresa determinó que los criminales prácticamente no tuvieran tiempo de reaccionar. Esta forma de trabajar sin duda evitó derramamiento de sangre y posibles víctimas de ambos lados. Estamos ante un brillante trabajo de planificación, coordinación y ejecución. Los agentes de inteligencia nunca entran en fase de ejecución, sino que permanecen en la sombra y se retiran del escenario porque su fortaleza radica en trabajar en “de incognito” con perfil bajo. Mientras, otros compañeros intervienen en las detenciones, recolección de pruebas y evidencias incriminatorias para los expedientes judiciales.

Miremos ahora el caso desde el punto de vista los medios de comunicación, que recaban información para darla a conocer a los usuarios a través de sus plataformas de enlace: digitales, prensa, radio y televisión. Una cosa es informar de los hechos y convertirlos en noticia y otra es profundizar en cómo se planificó, articuló y ejecutó la operación. Con ello se pone en riesgo el trabajo policial y a los operativos. Un ejemplo: “El público no necesita conocer cómo maneja el bisturí el cirujano, solo que la operación resultó exitosa y que el enfermo se recuperará, o todo lo contrario. El receptor de la información no sabe de cirugía, y no tiene sentido explicarle por donde corta la carne el galeno, a que profundidad, y de que material está hecho el bisturí”. En el caso que nos ocupa, publicar cómo se llevó a cabo la operación para detener a los delincuentes en Yoro, implica que otros delincuentes tomarán nota del operativo desplazado y de las coberturas empleadas para contrarrestarlas en el futuro.

Los criminales ya conocen el modus operandi desarrollado por Policía Nacional en la operación de Yoro, y estarán prevenidos en la siguiente, que sin duda será más difícil de realizar por la Policía Nacional. En definitiva, lo que algunos periodistas hacen -de manera involuntaria- es poner en riesgo a nuestras fuerzas de seguridad al desvelar las técnicas que se utilizan en las operaciones. Los medios de comunicación deben tener mucha sensibilidad para saber conjugar información sobre los hechos, frente a desvelar las técnicas y los medios empleados. El derecho a informar del periodista, y de la sociedad a conocer, no puede estar por encima del derecho a la seguridad física de nuestros policías nacionales.

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