De cartas y epistolarios



De cartas y epistolarios

Por: Óscar Armando Valladares
Es este un tópico raramente tratado. Abarca correspondencia suelta: el carteo, por ejemplo, del prócer José Cecilio del Valle con pensadores y hombres de ciencia, y aquella prosa de índole epistolar, sea una obra extensa -El Lazarillo de Tormes-, o un conjunto de misivas, como las noventa Cartas marruecas, de José Cadalso.

Las Cartas persas, de Montesquieu: las Cartas filosóficas, de Voltaire; las Cartas literarias, de Juan Ramón Jiménez; las Cartas escogidas, de William Faulkner; las Cartas al terruño, de Alejandro Castro, constituyen una muestra generosa, a la que puede adicionarse un registro de remitidos individuales, verbigracia: la Carta sobre la tolerancia, de Locke, y la de Kafka a su padre; igualmente, una serie de “cartas abiertas”, de las que se entresacan: de André Maurois, A la juventud de hoy; de Salvador, a Dalí; de Jean Cau, A los intelectuales de izquierda; de Jean-Francois Revel, Sobre la política y la derecha; de Gilbert Cesbron, A una joven suicida; de Ulyses Petit de Murat, A los jóvenes del año 2000…

En la correspondencia de matiz político, despunta el duelo verbal de Albert Camus y Jean-Paul Sartre, escritores, amigos y filósofos de la izquierda francesa, los cuales contrastaron sus diferencias en sendas cartas publicadas en “Les Temps Modernes”, en 1952. Un ensayo de Francis Jeanson sobre el libro de Camus -El hombre rebelde- enristró a los contendientes: este defendiendo los puntos de su libro, entre otros, que “gran parte de las predicciones de Marx se habían desplomado” y que “la historia no es un todo absoluto”, y Sartre -en su contrarréplica- denotando los aires de superioridad con que su rival arremetía. “Sus méritos literarios no están en discusión” y “yo creía encontrarme frente a un literato”, pero “me encuentro con un juez que instruye en nuestra prueba mediante tendenciosos informes policiales”.

Contienda asimismo memorable la encarnizaron en Chile tres de sus grandes luminarias: Vicente Huidobro, Pablo de Rocka y Pablo Neruda, quienes afilando cartas, poemas y artículos disputaron liderazgos de capilla en eso que se bautizó con el nombre de Guerrilla literaria.

Aquí en la otrora dulce Hibueras, el carteo tuvo en Froylán Turcios su cultor más persistente. Propulsor de la lucha de Sandino, sostuvo con el guerrillero nicaragüense fervorosa correspondencia hasta el 28 de diciembre de 1928, término de la ruptura de “dos hermanos que no pudieron entenderse”.

Con Juan Ramón Molina, su amistad no tuvo ocasos. En efusiva carta, el malogrado poeta le decía: “Es bueno que sepas ahora que estás lejos que te quiero, no como amigo sino como hermano, de veras: hermano por la lira, por el arte, por el corazón y hasta por la miserable gloria que hemos conquistado a la par.

Si alguna vez nos hemos visto mal, por esa equivocación inherente a la naturaleza humana… aquellas pequeñeces han sido olvidadas para siempre, cediendo el lugar a un campo que solo matará la muerte… Hombres formados ya, golpeados por la vida, desgraciados por diferentes motivos… hemos comprendido por fin que somos mitades de una misma entidad… Recuerdo que una vez, moribundo de un negro mal, escribí una carta que nunca conociste nombrándote testamentario de mis producciones. Esto te mostrará que siempre te he querido”.

Y ya que de epistolarios y misivas discernió el presente comento, sirve la siguiente de colofón: Tegucigalpa, junio, 2017. Señor becario, Gabriel Galeano Rosa, Granada, España. Por este medio -que tú consultas- te auguro provechosa estadía en tierras de Lorca y del recinto árabe de la Alhambra. Sé -sin una sombra de dudas- que depurarás tus saberes filosóficos y alcanzarás nuevos estadios en el arte de pintar. Bien sé, además, de tu inclinación por el ensayo, en razón de lo cual seguramente habrás de ensimismarte en ventajosas lecturas. Honduras -inmerso en sus precariedades- requiere de relevos y renuevos, como tú, para reemprender la causa libertaria morazanista en cumplimiento fiel de su postrera excitativa. Con saludos de Gladis, Jorge, Isis y Luciana, acepta el abrazo a distancia de quien te ha visto ascender cronológica e intelectualmente. O.A.V.

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