LA TÁCTICA DEL “TATEQUIETO”



LA TÁCTICA DEL “TATEQUIETO”

Quizas en Cancún tocaron otros temas importantes. Sin embargo lo que acaparaba la atención era el anticipado pronunciamiento de los cancilleres sobre el calvario venezolano. Alguna resolución que hiciese mención a los presos políticos, a la deteriorada situación general del país, a la carnicería represiva en las calles que cobra 74 muertos, decenas de heridos, centenares de detenidos. Algo que sirviese de bálsamo a las víctimas, al padecimiento de sus familiares, que ofreciese alguna esperanza a la grave crisis humanitaria, un alto a la casi total desfiguración del sistema democrático. Siquiera una mención, por tibia que fuese, al espantajo de Constituyente manipulada convocada por Nicolás para burlar las elecciones. Sin embargo, después de tanto aguardar, el criterio plural en los despachos internacionales, se circunscribe a lamentar el fracaso de la OEA cuando más urgía una respuesta.

Nicolás ha festejado el triunfo alabando el trabajo de su canciller que no escatimó ofensas contra ninguno de los gobiernos que patrocinaban la fallida resolución de condena: “Ha defendido como una tigra la paz, la soberanía, y la independencia de Venezuela”. Para llenar la vacante que deja la señora, ahora que se lanza en busca de una curul en la Constituyente, está el embajador que acaba de ganarse el ascenso con una insultada pública que le propinó a un abogado activista que le reclamaba el ultraje a los derechos humanos en Venezuela. “Además que tiene buena labia –elogió Nicolás– mueve las manos, compadre; a veces hasta el mejor de los diplomáticos tiene que estar preparado para la diplomacia del “tatequieto”. Según se supo, el bloque de países, liderados por México y los Estados Unidos, que presentó una versión mediatizada de la versión original –ensayada en Washington sin éxito– creía contar con la mayoría calificada hasta que 4 países caribeños a última hora retiraron el apoyo. En los minutos de un receso dado para consultas, 4 gobiernos –que podrían estar entre Granada, Haití, Surinam, Trinidad y Tobago y Antigua y Barbuda– emprendieron la retirada. Según los despachos internacionales “las presiones de Venezuela a estos países por la deuda que tienen con la nación petrolera fueron más poderosas que las de EE UU, el único Estado de la OEA con capacidad para contrarrestar la influencia de Caracas sobre el Caribe”. El nuevo texto que también fue derrotado, solo pedía al régimen recapacitar sobre la convocatoria a la Constituyente y formar un grupo de países “de contacto” como acompañamiento a un nuevo intento de diálogo.

Renunciaban a otras demandas claves contenidas en el primer proyecto, tales como liberar los presos políticos, no enjuiciar civiles en tribunales militares, la exigencia de un calendario electoral, entre otras. Ya en el repliegue la única salida, con solo 18 votos, era “colar un párrafo en una resolución de la comisión de derechos humanos”. Pero eso era pasar de zapato a caite y optaron por tocar diana, para la retirada final. Según el juicio de algunos expertos “el chavismo “fue muy hábil” en vender su mensaje porque es verdad que la región no puede imponer una solución y para poder hacer algo necesita primero el consentimiento del gobierno venezolano”. El temor a que la injerencia pueda ser hoy para uno y más tarde para otro. En el club –como decíamos ayer– ruptura de la democracia solo existe cuando el atentado es contra el jefe de gobierno, pero toda otra desfiguración del sistema democrático sale sobrando. La Carta Democrática que ha querido activar el Secretario General, solo sirve –como testimonian los antecedentes– para suspender a un país –sin mucho trámite– en tentativas contra la Presidencia; y hasta allí no más. Lo anterior, para que el amable lector aprenda cómo funciona la táctica del “tatequieto”.

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