Partidos políticos y descontento social

Partidos políticos y descontento social
Por: Aldo Romero
Periodista y catedrático universitario
Para finales del 2016, el Foro Económico Mundial (WEF) por sus siglas en ingles, divulgó un informe relacionado con la percepción ciudadana acerca de su clase política y las ejecutorias de los gobiernos en los países considerados emergentes y en vías de desarrollo, en el mismo se ponen de relieve los altos porcentajes de descontento con los sistemas políticos y con quienes ejercen la función de gobernar.

Entre los aspectos destacables y que son objeto de un profundo análisis, se plantea como una generalidad, que los líderes políticos tienen una visión muy alejada de la realidad de los países, escuchan a unos pocos y se olvidan de las mayorías, gobiernan para pequeños grupos y no enfocados en el interés de la colectividad, se documenta de igual forma, que mientras más pobre es un país, mayores son los niveles de corrupción pública, desigualdad, pobreza y abuso del poder.

El informe ratifica lo que ya es del conocimiento público, que América Latina, es la región en donde se presenta el más alto grado de insatisfacción y descontento social con sus sistemas políticos, y que esta percepción se ve agudizada por la constante y visible participación de altos personajes y funcionarios públicos en actos reñidos con la ley.

El gran problema, es que ante el descontento de las sociedades con su liderazgo político, crece también el desinterés social en los procesos democráticos y la desconfianza en las instituciones, crece el rechazo a los partidos políticos y a sus dirigentes, que con muy raras excepciones, responden a una elite acostumbrada a la distribución del poder entre unos cuantos.

Las personas no quieren vivir o ser parte de un sistema gobernante en el que prevalece la injusticia, las desigualdades y la crisis económica, y mucho menos en un país en donde la corrupción y las malas prácticas se han convertido en la regla generalizada de la administración del Estado.

Frente al deterioro de los partidos políticos, y su escasez de dirigentes con visión y compromiso social, solo queda reconstruir la política activando y promoviendo desde los sectores populares, un modelo fundamentado en la participación ciudadana, a fin de encontrar un nuevo liderazgo que facilite el acceso de sus habitantes al debate de las ideas y las opiniones, particularmente en aquellos temas que son vitales para su estabilidad social y económica.

Se requiere entonces de las organizaciones políticas, abrirse a un liderazgo transformador, estratégico y organizado, con anhelos de renovación y revitalización de cuadros, las democracias urgen de partidos políticos, que hagan de la política una actividad más dinámica y acorde con las exigencias ciudadanas.

¿Por qué es importante la participación ciudadana? Aunque parezca utópico, los aires de cambio se sienten con intensidad en las democracias de muchos países, para esto es necesario la masiva participación y movilización popular, a veces en las calles, pero también masivamente en las urnas, es la única manera en la que las naciones, con especial énfasis en las más pobres, pueden encontrarse con una agenda común que establezca las bases para el establecimiento de una verdadera democracia, participativa e incluyente.

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